CAMAGÜEY.–«Irma acabó, pero estamos vivos. Hay ahora suficiente voluntad, deseos de hacer y, sobre todo, compromiso con el pueblo, para reponernos lo más rápido posible del golpe y restablecer la producción desde la fábrica, que es hoy el elemento fundamental».

Con esa certeza María del Carmen Concepción González, ministra de la Industria Alimentaria, departió con directivos y trabajadores de buena parte de los establecimientos del sector en el municipio de Esmeralda, uno de los más afectados por el huracán de gran intensidad.

Antes de entrar en «materia», siempre preguntó primero la situación en que habían quedado sus familias y viviendas:
«Es digno destacar, comentó, cómo tan pronto pasó el organismo tropical por la localidad los trabajadores se incorporaron a sus fábricas y se han mantenido en la recuperación y el saneamiento, a pesar de sufrir muchos de ellos daños de consideración en sus viviendas».

Concepción González precisó que, como regla, los perjuicios principales se concentraron en la pérdida de las cubiertas de las instalaciones, pues gracias a las medidas preventivas se pudo proteger, en lo fundamental, la materia prima y los productos terminados, para poderlos poner a disposición tanto de la producción como del consumo.

Así ocurrió en el almacén municipal de la industria alimentaria, que perdió el techo totalmente y, sin embargo, las mercancías, debidamente protegidas con nylon, apenas se mojaron y se procede ahora a su clasificación para aprovechar al máximo posible cada saco de harina, azúcar, sal o levadura.

El destino de muchos de esos productos serán las ocho panaderías y dos dulcerías de Esmeralda, cuyos colectivos obreros enfrentan el reto de echarlas a andar nuevamente para poner al día, cuanto antes, la distribución de pan a la población.

En la panadería La Victoria, Concepción González compartió con su administradora, Sarahí Fernández Guevara, la manera más rápida y efectiva de reiniciar el proceso productivo, a partir de un orden de prioridades hasta dejar la unidad «más bonita y confortable que antes del paso del ciclón».

En diálogo con Libertad Santana Gutiérrez, directora del matadero Mártires de Esmeralda, la Ministra reconoció igualmente la forma en que allí se procedió para preservar los motores eléctricos de la caldera y de otras áreas, lo que le da vitalidad a la planta y la pone en condiciones de reiniciar en breve la producción.

Similar es el compromiso ratificado por Reinaldo Márquez Rodríguez, director del centro de acopio y distribución de leche, pues apenas se restablezca la parte derribada del techo están en condiciones de comenzar a procesar de inmediato el alimento.

«Es mucho lo que queda por hacer, aseguró Concepción González al término de su recorrido por Esmeralda, pero hay certeza en las decisiones que se han tomado hasta este minuto, que incluyen medidas excepcionales para asegurar la producción bajo estricto control de la inocuidad y la calidad de los alimentos para evitar la proliferación de enfermedades».