CAMAGÜEY.- Por el día de los océanos y la conservación de los ecosistemas. Dedicado a las oleadas trágicas de emigrantes que se lanzan al mar y sus cuerpos quedan sepultados en él.

Foto: Tomada de newsroom.unfccc.intFoto: Tomada de newsroom.unfccc.int

ROSTROS DE AGUA

Con el rostro dibujado en aguas,

Sentado frente al mar,

Me quedo.

Me veo en olas y en infinitos círculos volver,

En esos sueños líquidos que van y vuelven de la nada a la nada.

¡Oh mar de brazos enormes de costa a costa!

Llévame a los míos.

Desata mis tristezas.

Libérame de esta fuerza en soledad.

Foto: Tomada de lr21.com.uyFoto: Tomada de lr21.com.uy

EL MUNDO

La vida es un mar donde navega cada cual en su botella a la deriva.

La vida choca con fuerza tu cristal de mar y te impulsa a cualquier parte.

Vida dueña de todo y de todos donde ni los sueños ni los deseos bastan para abrirte caminos.

La vida no es novela, ni poema, es cabeza del mundo repartida entre los cuerpos que han tenido ganas de pensar y hacer cosas diferentes.

Solo los fantasmas de los tontos miran sin ver.

Los de alma buena y corazón grande perciben el mundo sin horizontes redondos ni límites cuadrados.

Salvan los sueños del polvo, del paso del tiempo y del silencio de los espacios vacíos para dejarte la boca llena de ternura, la cartera sin sustos, las horas pensando un nombre tan pequeño como una mosca, pero con el destino apropiado para ir por el mundo haciendo bien.

Al final importa que entendamos que el mundo es nuestra casa – La casa de todos- no un cuartel, ni bazar, ni pantano, ni desierto.

Pues, en la vida que nos toca, no tenemos que esperar para abrazarnos, saludarnos, amigarnos. Hoy llamados todos somos a hacer hombres del puente, que junten sus manos para levantar la gran ciudad de todos “el mundo mundo”.

Ahora hagamos lo de ahora, mañana será tarde.

Porque el mundo es ruido y humo.

Oportunidad y pregunta.

Certezas escondidas entre dudas.

Recuerdos mezclados con soplos de luz nueva.

Y a la vez pesadilla de perros y ratas.

Terror de los humanos.

Caos de los silencios de bombas y sirenas de ambulancias.

Guerra causa del enfermizo corazón, de egoísmos que sirven al paraíso del dinero y la injusticia.

En el mar de la vida el mundo se ha vuelto una llama azul que alimenta cementerios y risas congeladas por el llanto.

Oh mundo, ¿a donde vamos a parar?

Decir basta no es suficiente porque te queremos limpio de cavernas mentes.

Con el aire puro y el sol dibujándonos el pecho de alegrías sin lamentos.

Te queremos, ¡oh mundo! Con tus ciudades levantadas.

Con tus plazas de pueblos y relojes empujando la vida.

Con tus lunas llenas y tus perros aullando, enamorando.

Sin edificios en ruinas.

Sin sótanos llenos de fantasmas dolientes.

*Poeta, profesora e investigadora camagüeyana