NUEVITAS,CAMAGÜEY.- El ciclón Flora era seguido por los cubanos de la mitad oriental de la isla desde el 1ro de octubre de 1963, pero fue el día 3 del propio mes cuando llegó ya transformado en el huracán, catalogado como la segunda mayor catástrofe registrada en el país y los lugareños fuimos testigos de su paso por las inmediaciones de la ciudad en la madrugada del 3 para el día 4.

Flora se movió por toda la región oriental de la Isla; hizo un lazo sobre las actuales provincias de Las Tunas, Granma, Holguín y Camagüey. Las torrenciales lluvias asociadas a él causaron inundaciones nunca antes vistas y provocaron la muerte de aproximadamente dos mil personas y graves daños materiales.

Foto: Tomada de radionuevitas.icrt.cuFoto: Tomada de radionuevitas.icrt.cu

Los que recordamos aquellos días no dejamos espacio en nuestra memoria para el olvido porque aquella lluvia tan intensa como nunca antes vista aquí y las ráfagas de viento hacía que crujieran los cocoteros y los árboles más esbeltos,. Horroroso resultaba ver volar las planchas de zinc desprendidas de los techos e iban a parar muy lejos del lugar.

Recuerdo una que por la verja entrejunta de mi casa, pude ver cuando se clavó hasta la mitad del tronco de un grueso árbol.

Pero también repaso la solidaridad de aquellos días cuando los vecinos se ayudaban los unos a los otros. Unos brindaban velas a otros para alumbrarse. Faltaba el fluido eléctrico y era necesario realizar la cocción continua de los alimentos para que no se echaran a perder. Evoco un pequeñito vecino al que le hervía la leche a seguidas para que no se cortara en medio de aquellas circunstancias que impedían salir a la calle.

El alcantarillado de la ciudad no daba abasto para evacuar la cantidad de agua que corría lomas abajo por la empinada geografía de Nuevitas, si a ello se le suma la cantidad de sólidos que arrastraba entre los que se incluían piedras y otros áridos, entonces entenderemos por qué se tupían los tragantes, y bajo aquella agua y viento, los más avezados vecinos con cabillas se disponían a destupir los desagües.

Aquel lejano 4 de octubre de 1963 se conocía que Juan Betancourt Pacheco, miembro de la Brigada de Salvamento de la Unidad Militar 2324, pereció ahogado en la zona de El Salado, muy cerca de la ciudad de Nuevitas cuando cumplía con su deber en medio de los embates del ciclón "Flora".

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Ha pasado medio siglo de aquella catástrofe, pero los lugareños como todos los cubanos supimos recuperarnos y muy pronto se resarcieron los daños materiales ocasionados, dando paso a una preparación superior que nos llevaría a enfrentar otros embates con más disciplina y preparación ciudadana.