Sin embargo, estas enormes potencialidades no se aprovechan conscientemente en unos casos y en otros van en detrimento de los medios tradicionales de difusión.

Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique en español, sostiene en una entrevista que “la prensa escrita está en crisis” porque considera que hay un “meteorito de Internet” que afecta a los medios tradicionales, y cualquier reflexión que se haga hoy debe integrar las redes sociales, que son el principal actor en la movilización social.

Sin embargo, reconoce que “Por el momento, los medios dominantes siguen siendo los medios tradicionales”,  pues  “lo que las redes añaden ahora es más confusión y más ruido. Las redes no imponen una versión dominante, aún no son el medio dominante. Son el perturbador dominante”.

Y en efecto, la telaraña de Facebook, por  solo citar un ejemplo, que agrupa a millones de personas alrededor del planeta, difunde en la actualidad tal cantidad de información de todo tipo, que resulta difícil discernir donde está la verdad.

Entre redes sociales, blogs y páginas personales  superan diariamente la emisión de cualquier periódico, emisora o canal de televisión, con imágenes y videos que no siempre son desacertados, pues ahí están los ejemplos sobre Fukushima, WikiLeaks y Edward Snowden,  aunque no constituyen la generalidad.

Otro columnista español, Arturo Pérez Reverte, señala, refiriéndose al tema,  que “ Descorazona asomarse a las redes sociales y comprobar hasta qué punto la incultura, la limitación de ideas, la falta de comprensión lectora   -que es uno de los grandes males de nuestro tiempo-, la fácil distinción entre ellos y nosotros, tan tristemente nuestra, ahoga las voces sensatas y necesarias”.

Agrega el colega que  falta  intercambio de ideas y programas distintos, opuestos a veces, en un escenario común de inteligencia y respeto, pero los intelectuales y políticos permanecen al margen, impidiendo así el esclarecimiento y entendimiento de temas medulares para la sociedad.

Si nos acercamos a las redes sociales desde nuestro país vemos que ocurre otro tanto similar, pues el comentario analítico sobre cualquier tema de actualidad, dígase político, cultural, económico o deportivo, es sustituido la mayoría de las veces por la reproducción de titulares noticiosos de los principales medios informativos o por la publicación de fotos y acontecimientos personales.

A pesar de que casi la mayoría de periodistas e intelectuales de la Isla cuentan con acceso Internet, no siempre mediante blogs y páginas personales tratan temas medulares sobre ética, crítica cultural o de otro tipo.

El país trabaja en pos de actualizar su modelo económico, hacer más eficiente su gestión empresarial y combatir las manifestaciones de indisciplina social, corrupción y pérdida de valores, de ahí que  las redes deban igualmente  reflejar cómo marchan esos propósitos.

Cuba cuenta con un excepcional capital humano, formado por la Revolución, que debe desempeñar su rol, interpretar las políticas vigentes y explicarlas comunicativamente para ser entendidas por la mayoría.

Es un deber ineludible pensar y discutir entre todos los problemas y desafíos actuales y explicarlos desde la comprensión de los hechos, en otras palabras, urge darle un vuelco a la participación en las redes, para no desperdiciar las enormes posibilidades que brinda esa herramienta.

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