SANTIAGO DE CUBA.- A pesar del riesgo de frisar los absolutismos, Santa Ifigenia fue el mejor regalo de aniversario, y este, el pretexto más justificable que nos inventamos para verle, besarle, jurarle… a él.

Aún restan horas para iniciar oficialmente el año 59 de Adelante (mucho nos queda en programa), pero las distancias (demoledoras) como esas solo pueden “caminarse” para crecer.

Y crecimos. Y se nos estrujó el cuerpo y el alma pero le sentimos cerca. Nos lo trajimos a Camagüey en cada uno de los 42 asientos del ómnibus. Y le dejamos allá, para que la fila grande no se detenga, ni siquiera un martes cualquiera, y vayan otros a sentirle inmenso, vivo, presente.

Porque ni siquiera un martes sin marcas de nomenclatura en el calendario es sinónimo de soledad en ese sitio sagrado que él escogiera para recibirnos desde el pasado tres de diciembre. Ahora la terquedad que le conocíamos al mármol se troca en tibieza, en pálpito exultante. Eso es el Fidel, que desde Santa Ifigenia nos sigue convidando a la utopía, al más sensato de los delirios.

Por eso para él llevamos las horas que la almohada reclama luego (¿acaso eso cuenta?), las flores que Yainé nos compró y cuidó por más de 400 kilómetros (km), las mamás, esposos(as), nietas, hijos que logramos colar a última hora, la “firma” de sus-nuestros deseos.

A pesar del dolor de huesos que causan casi mil km en un día, Fidel siempre nos reverdece…Tal vez por ese “riego” y los buenos misterios que a él le acompañan Zoila, y muchos más, encontraron la fruta de sus arrebatos: las mandarinas de la discordia; yo dominara las náuseas del viaje y solo una me dominara a mí; Lisyén lograra en revalorización la mejor nota en su “examen” de fotografía; la Angie de Liset, y de Adelante, ni notara la escasez de pequeños y gozara el viaje con globo y risas y cuentos a su “amigo” Bonet, y se comiera toda la “papa” y hasta “los tres tostones de mami”.

¿Quién dice que alquimias como esas suceden un martes perdido en el tiempo...?