CAMAGÜEY.- El año 2016 conjuga aniversarios cerrados de los dos más grandes momentos históricos de la pelota camagüeyana, las dos coronas que marcan cada una de las épocas del siglo XX. Con Ganaderos se cumplieron cuarenta años y del casi olvidado Camagüey profesional debemos aplaudir los setenta.

Fue ese último team, patrocinado por el empresario Diógenes Jiménez, la conjugación de nuestra más brillante generación de jugadores del período republicano, en medio de una escisión profesional por la disputa de sedes entre los estadios del Cerro y La Tropical.

Ajenos a los establecidos equipos del circuito profesional (Almendares, Habana, Cienfuegos y Marianao), en 1946 otros seis conjuntos celebraron la Liga Profesional de Verano, y en ella el 21 de julio los tinajoneros alzaron el bello trofeo Presidente Grau, la única vez en que un equipo con el nombre de la provincia se ha consagrado como rey del béisbol nacional.

¿Qué había sucedido para llegar a esa instancia?

El sábado 13 de abril se inauguró la novel justa. Al otro día ya se jugaba pelota rentada en Camagüey, en el estadio Cigarros Guarina (casi frente a la actual terminal de ómnibus nacionales). Allí hubo victorias, pero pronto la novena cayó en desgracia con siete derrotas al hilo. Para colmo un tornado destrozó el parque.

Fue entonces que hubo que ir a Oriente a contratar a un mánager capaz de frenar la debacle. La elección recayó en el manzanillero “Huesito” Vargas. Con su llegada y con la del refuerzo ranchuelero Pablo García empezó la remontada.

Paso a paso avanzaron en la tabla. Semanas más tarde, con 21 y 13, los camagüeyanos llegaron a la punta seguidos de cerca por Matanzas (18-14) y La Víbora (19-18); Regla (16-17), El Vedado (13-20) y El Cerro (11-25) quedaban en un discreto segundo plano, casi sin posibilidades de alterar el ordenamiento definitivo.

SUBSERIE FINAL

Penúltimo fin de semana con batalla en el Guarina. El primer desafío iba 3x2 cuando en el final del noveno, con dos outs, los reglanos remolcaron el empate. Nuestro Félix “Lengüita” Fernández se percató de que un corredor no había pisado la inicial y así se lo comunicó al árbitro. Resultado: caía el out 27 y se armaba “la de San Quintín”.

A segunda hora hubo más puñetazos y expulsiones en un juego sellado por oscuridad, lo cual obligaba a jugar otro doble desafío al día siguiente. El domingo 21 el Regla ganó, sin embargo ya no hacía falta esforzarse: lejos de allí el Vedado había dejado sin opciones al Matanzas.

¡Camagüey era campeón nacional de béisbol! Los muchachos recibieron 2 000 pesos, repartidos a partes equitativas.

¡Aquellos sí eran jugadores! Pedro “Pillo” Díaz las atrapaba todas en el center, llegó a la liga del Pacífico en México; Teodoro “Chafa” Oxamendi fue reserva del Almendares; Amado Ibáñez recorrió tierra azteca, Estados Unidos, y vistió las franelas del Almendares, el Habana y el Marianao; “Lengüita” fue estrella del Círculo Militar; Evelio Martínez, almendarista y luego campeón con el Habana de la Liga Nacional; Eliécer Álvarez, con más de 120 victorias es tal vez el mejor pitcher local en la historia; y el habanero Lino Donoso fue a las Grandes Ligas y está en el Salón de la Fama de México. Todos ellos alguna vez integraron el equipo nacional.

Hubo otros nombres imprescindibles, como el de Orestes Pereda (infielder) y Miguel Ángel “Geno” Carmona (pitcher), ambos con tránsito por ligas menores; Alfonso Valladares y Felipe Viñas (lanzadores); Juan Jova y Agustín “Patelo” Abad (jardineros); Ramón “Cucho” Franco (catcher), y los patrulleros villareños Pablo García y Vicente Ferrer.

Así fue la única corona con el nombre de Camagüey: siete décadas contemplan a esos héroes olvidados.