CAMAGÜEY.- Adelante es mi vida, de eso que no le quepan dudas a alguien,  por lo que me tomo la libertad de inventarme  el gentilicio de “adelantina”.

De cuando llegué mi Expediente Laboral marca la fecha del 17 de agosto de 1972, pero me integré al colectivo poco más de un año antes, con 16 febreros, hasta la edad del emplantillamiento, para como trabajadora concluir el nivel medio superior, la Licenciatura en Periodismo, numerosos posgrados y diplomados, la Maestría en Ciencias de la Educación Superior en la “Ignacio Agramonte”, dicho sea de paso, en Adelante también me hice agramontina acérrima, y la madre de Carlos Manuel.  

Por estos días del pasado año inicié los trámites de jubilación, no retiro, porque al sobrepasar los 45 de trabajo mejoraba mi situación económica. Atrás quedaron los momentos de alegría y contratiempos, como en las mejores  familias, guardaditos, cada una de ellos, en el lugar que merecen.

Adelante me permitió conocer a personas de todo tipo, mirar de cerca, en la profundidad de sus ojos a Fidel, a Raúl, a Vilma… a varios de quienes les acompañaron al Moncada, a México, en el Granma, en la Sierra… a quienes con su sudor riegan los surcos, levantan edificios, enseñan y curan, trabajan y estudian… crean.

Siento la alegría de los lectores que me comentan de lo bien y acertado que escriben los muchachos, con sus ideas revolucionadoras, la confianza en la conjugación dialéctica entre ellos y nosotros.

Por ahora me ciño a las líneas solicitadas; tendré otros espacios, en definitiva, me fui de Adelante para quedarme.