CAMAGÜEY.- Un atractivo viaje imaginario a través de la historia del ferrocarril en la provincia, apoyado en el uso de las más modernas tecnologías que simulen ese trayecto de manera interactiva, es la propuesta de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHCC), como uno de los elementos más atractivos del Museo Parque Temático Ferroviario, único de su tipo en el país.

Detrás de cada detalle que el visitante ahí verá hay un amplio proceso investigativo para recrear los muebles originales y otros ornamentos propios de ese medio de transporte y toda la vida creada a su alrededor, desde la arquitectura hasta sus implicaciones sociales.

La inauguración en 2018 de un boulevard ubicado en la calle Van Horne, en las inmediaciones entre las populares arterias República y Avellaneda de esta medio milenaria urbe- donde se ubicaba la antigua Estación del Ferrocarril de Camagüey-, significó la apertura de la primera etapa de la institución.

Esa intervención también abarcó el primer nivel del Hotel Plaza y a pesar de los atrasos en la ejecución total del proyecto museográfico a causa de la situación epidémica generada por la COVID-19, ello no ha dejado de estar en marcha.

Junto a una maqueta sobre ese medio vial, también abrieron en ese entonces locales operativos de la mencionada Estación, como las oficinas del Jefe y Subjefe de Estación, la posta médica y la oficina de Inspección de Relojes, totalmente restaurados todos.

Igualmente se instaló un laboratorio para la restauración y digitalización de textos y un archivo con documentación de gran valor patrimonial de la OHCC, el cual ha recibido en varias ocasiones significativas donaciones por parte de la población, algunas relacionadas con la propia historia del ferrocarril en esos dominios.

En las futuras salas expositivas existirán medios computarizados para juegos interactivos y otras facilidades que permitirán al público aprender e informarse, novedosas tecnologías similares a las empleadas en el Palacio del Segundo Cabo, en La Habana.

Donde actualmente funciona la tienda de Ediciones El Lugareño, para la venta de las publicaciones de la OHCC, recientemente fue aprobado ampliar la funcionalidad del Museo, pues se trasladará ese local a otro sitio y ahí el público podrá conocer acerca de la historia del tranvía, su llegada, desarrollo y ocaso en esta localidad.

La intención es lograr un viaje imaginario a través de cuatro subestaciones, donde en cada una se conocerá una etapa diferente del ferrocarril, el surgimiento de sus primeros tramos, su posterior expansión y el desarrollo económico y social que atrajo, entre otros aspectos.

El acompañamiento visual que conformará el soporte de las exposiciones será atrayente, pues en todo momento los visitantes podrán interactuar y existirán simuladores, para lo cual algunas aplicaciones informáticas ya están terminadas, y en otras los especialistas aún trabajan.

Un marcado arraigo histórico tiene el ferrocarril en Camagüey, representado por la figura de Gaspar Cisneros Betancourt, El Lugareño, principal precursor de ese medio en el territorio quien, desde el temprano 1837 durante las festividades del San Juan, trajo para el tradicional paseo un pequeño tren de madera en miniatura.

Con esas acciones pretendía convencer de las potencialidades y trascendencia del camino de hierro a esta gente de tierra adentro, como caracterizó a los pobladores de la otrora Villa de Santa María del Puerto del Príncipe por su posición mediterránea.

Así es como El Lugareño recibió la segunda concesión para construir una red ferroviaria en Cuba, y el 5 de abril de 1846 se inauguró el primer tramo desde el municipio de Nuevitas hasta Sabana Nueva, distante a 11 kilómetros de la Villa, con una extensión de 61 km, y cinco años más tarde- el 25 de diciembre de 1851- con 72 km de vías ya concluido el ferrocarril de Nuevitas a la Villa de Puerto Príncipe, hoy Camagüey.

“Hágase el ferrocarril nuevitero y no me negará el Sol su divina luz, yo lo aseguro”, fue su expresión, con lo cual el Ferrocarril camagüeyano se convirtió en el séptimo del país en comenzar a funcionar, y de esa manera arrancaba el paso inicial de una vasta tradición en la demarcación.

Quien actualmente visite el sitio y haya tenido la oportunidad de hacerlo antes del amplio proceso de restauración ahí ejecutado, apreciará una Estación con los mismos esplendores de sus inicios, incluso con funcionales mejorías en su estructura, lo cual puede ser valorado como un digno esfuerzo para la preservación del patrimonio lugareño desde su estética original.