Saborear un mango, esa fruta pulposa, ovalada y tropical, es un verdadero placer, al que ningún cubano es capaz de resistirse.

Pero no solo en esta Isla tiene aceptación, pues según páginas digitales en tres países del mundo es tan popular, que en la India, Pakistán y Filipinas , ganó el honor de ser declarada la fruta nacional y Bangladesh también le concedió la categoría de árbol nacional.

Cuentan que es muy probable que el origen de su nombre obedezca a la voz “mankay”, de Tamil Nadu o en el término "mangga" de Kecuandrala, ambos estados de la India, en tanto, al asentarse comerciantes portugueses en el sur de ese país, la bautizaron como “manga” y cuando los británicos comenzaron a importarla, surgió el vocablo mango.

El árbol es sagrado para los budistas, pues trascendió que Buda meditaba y descansaba junto a monjes, en un ambiente de paz proporcionado por una gran arboleda de mangos y desde entonces comenzaron a considerarlo como un árbol sagrado.

Y tan rico es su sabor que en el planeta se producen alrededor de 46 millones de mangos, mientras en el siglo XVII portugueses y españoles trajeron esta fruta a América.

Espacios digitales proporcionan un dato curioso, y es que la India cultiva 18 millones de toneladas de mangos al año, es decir, casi el 40 por ciento (%) de la producción mundial, sin embargo solo participa en menos de un uno por ciento del comercio internacional, debido a su gran consumo local.

La preferencia de los frutales en sentido general en el orbe es tanta, que muchos proverbios las citan, como por ejemplo, el melón por la mañana es oro, por la tarde plata y por la noche mata; zumo de limón, zumo de bendición; una manzana al día, de médico te ahorraría y fruta y camino diario para ser un centenario.

Foto: Otilio Rivero Delgado/ Adelante/ ArchivoFoto: Otilio Rivero Delgado/ Adelante/ ArchivoEn Cuba los frutales tienen un sabor único e inconfundible, que los distingue incluso de los cultivados en otros destinos caribeños, sostienen muchos, y es que el clima tropical, la fertilidad de los suelos e incluso hasta la insularidad influyen en el dulzor, la riqueza en vitaminas y la textura.

Según Juan Tomás Roig, el mango llegó a Cuba en el siglo XIX y existen muchas variedades que encantan a su población como el bizcochuelo, en el Caney; las mangas blanca y amarilla; el filipino y el mango mamey, denominado así por su pulpa rojiza, entre otras muchas opciones.

Ya en 1915 existían en el país 37 cultivares introducidos y posteriormente surgieron otros nuevos procedentes de semillas de los importados como fueron: San Diego, Delicias. Super Haden, Reina de Mayebe, San Felipe, Santa Cruz, de acuerdo con la enciclopedia cubana EcuRed.

Sus frutos son importantes no solo por su contenido de energía en forma de carbohidratos, proteínas y grasas, sino también por sus minerales y vitaminas esenciales, destacándose su contenido en vitaminas A y C.

Precisamente por esos atributos, el consumo de mangos constituye una buena medida de prevención de enfermedades como el escorbuto y un eficaz remedio de las afecciones de la piel, mucosas y vista, normalmente debidas a carencias de vitamina A.

Su contenido en hierro le confiere propiedades reconstituyentes, siendo muy útil para el tratamiento de anemias y todo tipo de afecciones de la sangre.

Su bajo contenido en grasas, sodio y calorías, hace que esté indicado en dietas de adelgazamiento e hipertensión, siendo además una fruta de fácil digestión.

Además pueden constituir una buena fuente de ingresos por su alta demanda como fruta fresca y materia prima fundamental en la industria para la elaboración de compotas, néctares, jaleas, pastas y tajadas.