¿De dónde han salido tantos refranes? ¿En verdad todos son frutos de la sabiduría popular? ¿Cómo un enunciado puede alcanzar ese rango, uno importante al ser repetido con frecuencia en comunidades y hasta en diferentes países? ¿Qué hechos concretos de la historia han dado origen a algunos?

Tal vez, usted conozca a personas con un repertorio enorme, cual manantial de expresiones “trascendentales”. En ocasiones, hasta las dicen con voz de locutores y cara de “sabihondos”.

Hace poco, una internauta publicó en la red social Facebook: “Por favor, necesito 10 refranes para una tarea”. Y otros usuarios, como muestra de solidaridad, le ofrecieron uno, dos, tres… hasta llegar a más de 1 300 comentarios en cuestión de unas pocas horas, cifra que debe haber aumentado considerablemente.

¡Y nada, ella solo quería 10!, pero ya usted sabe: algunos piensan que mientras más, mejor. Según páginas digitales, los proverbios en lengua española suman más de un millón, o sea, hay para escoger.  Existen algunos de esperanza “no hay mal que por bien no venga”; despecho: “más vale querer a un perro y no a una mujer ingrata”; inconformidad: “la que por la calle pasa, es mejor que la de mi casa”; supervivencia: “másvale perder un minuto en la vida, que la vida en un minuto”; vengativos: “el que la hace la paga”; “ojo por ojo, diente por diente”…

Resulta imposible establecer cuándo nació el primero, pues se formaron con la comunicación hablada y las experiencias de las personas, para luego pasar oralmente a otras generaciones, como sucede actualmente.

Entre sus definiciones, se encuentra la de frases populares repetidas tradicionalmente de manera invariable, en las cuales se transmiten un pensamiento moral, un consejo o enseñanza. Son breves y encierran una experiencia, un sentido común. Forman parte de las esencias de las comunidades, de todo un país o más allá, por eso algunas son muy locales y otros hasta internacionales.

Varios surgieron a partir de hechos concretos, como “quien fue a Sevilla perdió su silla”. Aclaramos que según sitios digitales, incluido el Centro Virtual Cervantes, en ese caso la versión original es “Quien se fue de Sevilla…”, basado en un suceso histórico, cuando Enrique IV (1425-1474) era rey de Castilla. El arzobispo Alonso de Fonseca viajó a Santiago de Compostela, pero al regresar su sobrino, de igual nombre, se negaba a devolverle la silla arzobispal.

“Más vale tarde que nunca” nació en la Antigua Grecia, pues el filósofo Diógenes Laercio, ya con edad avanzada, quiso estudiar música. El profesor le dijo que era tarde para eso, pero él le respondió con la famosa expresión.

La de tener siete vidas como el gato se remonta a la época de los faraones en el Antiguo Egipto, donde se consideraba que esos animales eran sagrados y en verdad tenían el referido don.

Quizás usted tenga su refrán favorito. Aquí les brindamos algunos: “agua que no has de beber déjala correr”; “no van lejos los de alante si los de atrás corren bien”; ”cuando el río suena es porque piedras trae”, “juega con la cadena, no con el mono; “vísteme despacio que tengo prisa; “ a mal tiempo buena cara”.

Otros son “al que madruga Dios lo ayuda”; “no por mucho madrugar amanece más temprano”; “dime con quién andas y te diré quién eres”; “el que a buen árbol se arrima buena sombra lo cobija; “riendo y llorando la vida se va pasando”; “la noticia mala, llega volando; y la buena cojeando”; “más vale un potaje de lentejas con amor que torocebado con odio”…

Seguramente, muchos de los conocidos hasta el momento serán repetidos también por nuestros hijos, nietos… Tal vez, nuestra etapa también aporte otros con la fuerza suficiente para convertirse en longevos.

Es bueno repetir algunos, pero sobre todo interiorizar y aplicar los mejores al comportamiento cotidiano.