LA HABANA.-Los asaltos, casi simultáneos, al Palacio Presidencial y a la emisora Radio Reloj, hace 60 años, se inscriben en la memoria patria por la conmoción de honda repercusión que originó el heroísmo de sus participantes.

La audacia de jóvenes universitarios y la impaciencia de revolucionarios de otras generaciones marcaron la tarde habanera del 13 de marzo de 1957, al desafiar al dictador Fulgencio Batista en su madriguera frente al Malecón capitalino.

José Antonio Echeverría Bianchi (1932-1957), presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y Secretario General del Directorio Revolucionario (DR), organizó las acciones armadas con otros valientes.

A las 15:15 fue forzada la puerta de entrada al Palacio Presidencial por un comando de 50 hombres con armas automáticas, mientras en coordinación con una célula del Directorio Revolucionario dentro de Radio Reloj, otro grupo de 14 personas, encabezado por el líder estudiantil, ocupó la planta.

Este último destacamento establecería, a continuación, el cuartel general en la Universidad de la Habana, pero en un costado de la colina universitaria resultó ametrallado Echeverría, estudiante de arquitectura de 24 años.

El grupo de apoyo de otros cien asaltantes falló en su movilización, pues debió entrar en acción posteriormente para controlar los edificios más altos cercanos: Bellas Artes, una fábrica de tabacos, el Hotel Sevilla y otros, emplazar las ametralladoras y disparar contra la guarnición palaciega situada en la azotea de la casa de gobierno.

En su denominado testamento político, fechado aquel mismo día, José Antonio había expresado: Si caemos, que nuestra sangre señale el camino de la libertad. Porque, tenga o no, nuestra acción el éxito que esperamos, la conmoción que originará nos hará adelantar en la senda del triunfo.

EL ATAQUE A PALACIO

La guarnición del Palacio Presidencial estaba formada por 200 hombres: jefatura, una compañía de la policía militar, secciones de la marina de guerra, policía nacional, sanidad militar y agentes del servicio secreto.

Disponía de seis ametralladoras calibre 30, cuatro calibre 50, 69 subametralladoras Thompson, nueve fusiles M-1, 245 pistolas Colt calibre 45 y 48 pistolas Star calibre 45.

Fue propósito de los asaltantes desconcertar al régimen con el ajusticiamiento de Batista, entregar las armas de la guarnición al pueblo convocado por medio de Radio Reloj, emisora capitalina de gran difusión nacional, y tomar otros puntos de la ciudad como el Cuartel Maestre de la Policía y su arsenal.

Los dirigentes estudiantiles se proponían desarrollar la lucha armada urbana; planearon dominar la capital con la ocupación de esas armas y, sucesivamente, otras estaciones policíacas y cuarteles.

Un camión de la Fast Delivery llevó el comando de asalto hasta la puerta de Palacio, hoy Museo de la Revolución.

El comando estaba dirigido por Carlos Gutiérrez Menoyo -ex combatiente de la Guerra Civil Española y de la II Guerra Mundial- y Faure Chomón, jefe de acción del DR; el primero murió en el interior del edificio, y el segundo, aunque resultó herido, pudo escapar y en febrero de 1958 abrió un frente guerrillero.

Los combatientes revolucionarios tomaron la primera planta y en la segunda llegaron hasta el despacho de Batista, quien había escapado hacia el piso superior.

Se libró un violento combate con la guarnición militar que desde el tercer piso concentró un nutrido fuego contra los asaltantes.

Habían ocurrido numerosas bajas cuando José Luis Gómez Wangüemert -muerto poco después- asumió el mando para organizar la retirada, pues ya estaban seguros de que el refuerzo había fallado.

Menelao Mora Morales, herido en el pecho, ya moribundo y con fuerte ataque de asma, fue sacado por sus compañeros del segundo piso y falleció en un banco del cercano Parque Zayas (sitio del actual Memorial Granma).

Desde tiempo antes, el Directorio Revolucionario hizo contacto con el abogado Mora Morales (1905-1957), veterano luchador revolucionario, quien tenía planes para ajusticiar al dictador, y secundó con su grupo al DR.

Ese día perecieron 24 asaltantes al Palacio, y sólo 26 combatientes pudieron escapar, muchos de ellos heridos; otros dos resultaron asesinados en los días posteriores. La tiranía reportó cinco muertos y 28 heridos de su parte.

El 20 de abril fueron asesinados los de Humboldt 7, Fructuoso Rodríguez Pérez, Juan Pedro Carbó Serviá, José Machado Rodríguez y Joe Westbrook Rosales, dirigentes estudiantiles y participantes en los sucesos del 13 de marzo.

La represión batistiana alcanzó al destacado abogado y dirigente ortodoxo Pelayo Cuervo Navarro (1901-1957), quien apareció muerto en el lugar conocido como El Laguito, sin haber participado en las acciones del 13 de marzo.

Como Secretario General del Directorio Revolucionario y líder estudiantil indiscutible, Echeverría había firmado con Fidel Castro la Carta de México, compromiso para el inicio de una nueva etapa en la lucha contra la segunda dictadura de Fulgencio Batista.

Su coraje personal y su enfrentamiento cuerpo a cuerpo con los agentes represivos en decenas de manifestaciones estudiantiles durante todos los ańos de la dictadura le dieron ese liderazgo.

Lleva su nombre la universidad tecnológica de La Habana, fundada por el gobierno revolucionario, de la cual han egresado miles de profesionales.

Batista trasladó su residencia permanentemente para el campamento militar de Columbia, al oeste de esta capital.

El Palacio de Refugio No. 1, entre Avenida de las Misiones y Zulueta, La Habana Vieja, es sede del Museo de la Revolución desde 1974.


* Historiadora, periodista y colaboradora de Prensa Latina