El Comandante en Jefe Fidel Castro, en la clausura del Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes, efectuada ese propia día en la capital cubana, se encargaba de anunciar al mundo la revolucionaria medida, acompañada de la expropiación forzosa y la adjudicación a favor del Estado Cubano, en pleno dominio, de todos los bienes y empresas ubicados en el territorio nacional.

Incluía, desde luego, los derechos y acciones de emergentes de la explotación de esos bienes y entidades, propiedad de personas jurídicas de Estados Unidos de Norteamérica y de las operadas con intereses predominantes de la nación norteña.

Los que ya habíamos nacido -yo tenía catorce años- no olvidamos que esa jornada fue doblemente inolvidable, la primera, estábamos en presencia de la vez en que Fidel, transitoriamente, se quedó sin voz en medio del discurso y, por suerte, prosiguió después con vibrantes y razonadas palabras sobre los por qué de la nacionalización y el panorama político, económico y social latinoamericano de entonces.

La fundamentación de la expresada Ley recogió la actitud asumida por el Gobierno y el Poder Legislativo de los Estados Unidos de Norteamérica, de agresión constante con fines políticos, en relación con los fundamentales intereses de la economía cubana, que se evidenció en la enmienda acordada por el Congreso de dicho país sobre la Ley Azucarera.

Esa reforma concedió facultades excepcionales al Presidente de Estados Unidos de reducir la participación en el mercado azucarero de ese país a los azucareros cubanos. ¿Motivo? Emplearla como arma de acción política contra Cuba.

Es bueno que se diga hoy que tal hecho constituyó una reiteración de la continuada conducta del Gobierno yanqui, dirigida a evitar el ejercicio por nuestro pueblo de su soberanía y su integral desenvolvimiento, en correspondencia con los deleznables intereses de los monopolios que han obstaculizado el crecimiento de la economía cubana a lo largo de décadas.

cuba nacionalizacioncuba nacionalizacionLas actuales generaciones no conocieron el actuar de muchas de esas empresas foráneas. Las compañías Cubana de Electricidad y Cuban Telephone Company constituyeron un ejemplo típico de monopolios extorsionistas y explotadores que succionaron y burlaron durante largos años la economía de la nación y los intereses del pueblo; mientras las azucareras se apoderaron de las mejores tierras y al amparo de la Enmienda Platt que facilitó la invasión al país por el capital imperialista de sus insaciables amos extranjeros.

Fidel en su discurso mencionó: “Ellos querían llamar democracia a aquel sistema de hambre, a aquel sistema de analfabetismo, a aquel sistema de desempleo y de miseria; como si pudiese ser libre un hombre que no tenía ni siquiera un trabajo con qué ganarse el pan...

“Como si pudiese ser libre un hombre inculto; como si en medio de aquella dominación, de aquel control de que hablaba, de todos los medios de dominación, desde el poder militar hasta el poder espiritual, pasando por las magistraturas, pasando por el control económico; puesto que eran ellos los que distribuían y manejaban a su antojo todos los recursos de la nación, los periódicos y, en fin, todos los medios”.

A cincuenta y cinco años de aquel histórico momento, de nacionalización de empresas norteamericanas, mantiene vigencia lo dicho por Fidel de que la Revolución quiere decir destrucción del privilegio, desaparición de la explotación, creación de una sociedad justa donde los hombres perciban el fruto de su esfuerzo, donde las naciones perciban el fruto de sus riquezas naturales.

Y en el perfeccionamiento del modelo económico y social cubano es motivación especial del país, de que los hombres vivan de su trabajo para que, sin trabajar, solo vivan los que no pueden valerse por sus brazos o los que son demasiados ancianos, o los que son demasiados jóvenes para producir.

El gobierno de EEUU no permitió a sus empresas cobrar las indemnizaciones, algo que ya está resuelto con el resto del mundo como tampoco ha respondido a la demanda del pueblo cubano por daños económicos ocasionados a nuestro país durante estos años del bloqueo económico, financiero y comercial.

 

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