Los invitados de Wood fueron los integrantes de una comisión nombrada por la Asamblea Constituyente para elaborar los términos en que se plasmaría en la nueva Constitución el tipo de relación que existirían entre ambos países.
Poco antes el Ejército Libertador se había disuelto como también el Partido Revolucionario Cubano (PRC) por las maniobras de Tomás Estrada Palma, quien después de la muerte del Apóstol estaba al frente del PRC, y por Gonzalo de Quesada, colaborador de Martí y también en el radio de influencia de Washington, entre otras personalidades del independentismo que no fueron capaces de vislumbrar los verdaderos planes de EE.UU.
La última representación de los mambises a la Asamblea del Cerro tuvo además en 1899 serias contradicciones con Máximo Gómez, a quien destituyeron como general en jefe del Ejército libertador por discrepancias alrededor de la propuesta de ese conclave de lograr un préstamo de la banca norteamericana para el licenciamiento de ejército, contraria a la idea del Generalísimo de aceptar una donación para ese fin.
Al ir de lleno contra la prestigiosa figura de Gómez, la Asamblea del Cerro perdió buena parte del apoyo popular y conllevó a su propio suicidio político como institución que lideraba la tendencia libertadora en el país.
Durante esos hechos, sectores de la prensa y políticos autonomistas asociados con el colonialismo y en ese momento colaboradores de la nueva metrópoli, profundizaron las divisiones entre los patriotas que llevaron a la auto disolución de la Asamblea del Cerro.
Para finalizar la tarea, el General Leonardo Wood seleccionó el pueblito de Batabanó lejos de la bulliciosa Habana donde predominaban aún las ansias independentistas, como escenario de la coerción a los cubanos sobre quienes quizás pensó se sentirían distendidos bajo la solicita atención de la marinería norteamericana entre los bucólicos paisajes de los canales de aguas transparentes entre los verdes manglares de la Ciénaga de Zapata donde serían presas fáciles a su persuasión.
En el banquete, el representante estadounidense dio a conocer a los cubanos una carta del Secretario de la Guerra, Elihut Root, en la que estaban contenidos los aspectos fundamentales de la futura Enmienda Platt y que serían requisitos no negociables para que la Isla accediera a su supuesta independencia y que deberían incluirse en la carta magna para regular las relaciones entre ambos países.
Las exigencias contemplaba el derecho de EE.UU a intervenir en Cuba cuando considerara estaban en peligro sus intereses y la estabilidad del país, facilidades de terrenos para estaciones navales o carboneras y se prohibía a la Isla firmar tratados internacionales ni contraer deudas con otros países sin el consentimiento de los Estados Unidos, entre otros aspectos.
Los miembros de la Comisión cubana se quedaron asombrados, pues todo lo que decía la carta del señor Root invalidaba la Constitución que acababa de ser redactada y mantuvieron diferencias y abierta negación a esas condiciones imposibles de aceptar para quien se considerara cubano. .
Como respuesta, poco después el gobierno de Estados Unidos acordó con el senador republicano de Connecticut, Orville H. Platt, la presentación de una enmienda al proyecto de Ley de Presupuesto del Ejército que sería aprobada y convertida en ley también para la Isla ocupada y como hecho consumado.
Platt incluyó en su propuesta la implantación en suelo cubano de bases carboneras y de las restantes reclamaciones del Secretario de la Guerra, Elihut Root contenidas en su carta a Wood y conocidas en lo adelante como la Enmienda Platt adicionada a la Constitución cubana.
Entre los constituyentes se alzaron voces como la de Manuel Sanguily que opinaron que la Asamblea debía disolverse antes de acordar medidas que de tal manera ofendían la dignidad y soberanía del pueblo de Cuba, y la de Juan Gualberto Gómez, quien recomendó rechazar, la cláusula relativa al arriendo de estaciones navales o carboneras
Wood entonces transmitió el ultimátum de que si la Constitución del país no contenía la Enmienda Platt no estaba autorizado para retirar el ejército de ocupación.
El 12 de junio de 1901, en sesión secreta de la Asamblea Constituyente, fue sometida a votación la incorporación de la Enmienda Platt como apéndice a la Constitución de la República, aprobada el 21 de febrero: 16 delegados votaron que sí y 11 votaron en contra. Se ausentaron de la sesión cuatro representantes.
En 1902, poco antes de proclamarse la República, el gobierno norteamericano informó al recién electo Presidente de la Isla sobre los cuatro lugares seleccionados para establecer las estaciones navales: Cienfuegos, Bahía Honda, Guantánamo y Nipe; previstas por la Enmienda Platt y hasta el propio puerto de La Habana como “el lugar más ventajoso para la cuarta estación naval”.
El gobierno de la Isla acordó acceder a la instalación de la base de Guantanámo y la de Bahía Honda en cumplimiento del apéndice constitucional impuesto a la Convención Constituyente, se firmó el Convenio por los Presidentes de Cuba y de Estados Unidos en 1903 para el establecimiento de las bases navales en ambos lugares
En 1912 el Secretario de Estado de Cuba, Manuel Sanguily, negoció con la cancillería norteamericana un nuevo tratado por el que Estados Unidos renunciaba a sus derechos sobre Bahía Honda a cambio de una ampliación en los límites de la estación en Guantánamo.
La reglamentación para el arrendamiento de las bases fue firmado en La Habana por los representantes de los Presidentes de Cuba y Estados Unidos y aprobado por el Senado de Cuba el 16 de julio de 1903 y ratificado por los dos Presidentes posteriormente.
El proceso revolucionario de 1933 profundizó en el pueblo el sentimiento contra los instrumentos de dominación imperialistas imposibles de obviar y la política de buen vecino de la administración del presidente Roosevelt, coincidieron en la necesidad de actualizar un nuevo Tratado de Relaciones entre ambos países que se ratificó en 1934 con lo que desapareció formalmente la Enmienda Platt.
Aunque el nuevo acuerdo legalizó la base de Guantánamo, que se encontraba en una situación de facto y se facilitaba su ampliación, al tiempo que se rescindía definitivamente la parte de los convenios de 1903 relativa a cesión de terrenos y aguas en Bahía Honda.
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