El Generalísimo había cruzado la trocha de Júcaro a Morón el 26 de mayo anterior, procedente de Occidente, con el propósito de incrementar las operaciones militares que, desde principios de año habían disminuido en el territorio camagüeyano.

Una vez informado el mando español de la presencia de Gómez en la provincia, se dispuso saliera de inmediato una columna dirigida por el general Adolfo Jiménez Castellanos, integrada por los batallones Tarragona y María Cristina, el escuadrón Hernán Cortés, guerrillas y dos piezas de artillería, con un total de dos mil hombres de las tres armas.

El 9 de junio llegó el jefe español a Vista Hermosa, a unas cinco leguas de Lauretania, donde acampaba Gómez, en espera de la oportunidad precisa para combatir al enemigo.

Una vez enterado de la presencia de los españoles, el General en Jefe del Ejército Libertador le ordena al teniente coronel Manuel Zayas Bazán que proceda a seguirle el rastro y los hostilizara tan pronto los divisara.

Ya en la zona de Saratoga, el enemigo mantenía unas magníficas posiciones, sin embargo Gómez no vaciló en disponer el ataque, por lo que le ordena al teniente coronel Armando Sánchez Agramonte que, al frente del Regimiento Expedicionario, ocupara la vanguardia. El coronel Calunga queda al mando de la caballería; el cuartel general y la escolta del Generalísimo bajo el mando del general de brigada José Rogelio Castelló Zúñiga y el teniente coronel Bernabé Boza Sánchez, respectivamente; la infantería oriental tiene como jefe al teniente coronel Gustavo Ortega, quienes marchaban detrás. La retaguardia quedó cubierta por algunas fuerzas de La Trocha y del Regimiento Agramonte.

En su Diario de Campaña el Generalísimo anotó:

Junio 10.- Tengo aviso de que columna enemiga de las tres armas y fuerte de
2 000 hombres ha llegado a Vista Hermosa - 5 leguas de mi campamento. Emprendo marcha para salir al encuentro. En el potrero Saratoga, a las 4 de la tarde del 11, encuentro acampado al enemigo que no obstante las magnpificas posiciones que ocupa, le ataco con decisión. El enemigo se defiende y en la noche suspendo el ataque general, sin dejarle tranquilo en toda la noche el fuego de mis guerrillas.

El día 12, al amanecer, reanudo el ataque que dura todo el día sin lograr que el enemigo abandone sus atrincheramientos. La fuerza mayor con la que yo cuento es de caballería, a penas puedo disponer de 50 infantes. He sufrido ya 50 bajas entre muertos y heridos; y de caballos más de 100. La noche ha suspendido otra vez lo reñido del combate y siguen funcionando las guerrillas.

Día 13 al amanecer, los españoles reciben 1 000 hombres más de refuerzo, y con este auxilio la columna enemiga, destrozada y herida, emprende su retirada, bajo nuestros fuegos y con eso queda demostrado que quedamos triunfantes y dueños del campo, donde levantó sus tiendas la columna cubana. No nos atrevemos nosotros a decirlo, pues nos hubiera parecido exagerado, pero lo ha dicho el general español Jiménez Castellanos, jefe de los contrarios: que el combate librado en Saratoga, corre pareja con la Batalla de las Guásimas.

Con esta sencillez escribió Gómez una de las acciones más memorables de aquella guerra, ocasión en la que logra nuevamente incorporar al Camagüey a la contienda, como lo hiciera 20 años atrás.

En aquel momento Máximo Gómez tenía 60 años de edad, pero en nada había mermado su incalculable energía, su voluntad indomable, su actividad incesante.

Como en los tiempos de la Guerra Grande, sorprendido por el enemigo numéricamente superior, sale audazmente a su encuentro y le obliga a combate en condiciones que le resultan ventajosas.

A los ataques enérgicos siguen los hostigamientos agotadores, sometiendo al enemigo a un desgaste moral, físico, que le coloca pronto en situación de derrota pese a disponer de fuerzas numéricamente superiores y mejor pertrechos.

A la acción victoriosa de Saratoga le siguieron otros combates.

Nota: Investigaciones posteriores definen la fecha del Combate de Saratoga entre el 9 y el 11 de junio, ya que las fechas anotadas por Gómez corresponden a una reconstrucción posterior de su Diario de Campaña.