Los soldados iban armados con  nuevos fusiles Springfield, recién llegados de EE.UU., y se mostraban deseosos de usarlos, animados por el ron y la total libertad  dada  por sus jefes para disparar a todo negro o mestizo en la campaña, lo cual cumplirían con celo  extremo  hasta el punto de  llegar a  asesinar  a  compañeros con la piel lo suficientemente oscura por  sospechar de ellos.   

  La insurrección estaba dirigida por el Partido Independiente de Color (PIC), y ambos liderados por el comandante y el coronel del Ejército Libertador  Evaristo Estenoz y Pedro Ivonet, respectivamente, quienes fundaron la organización en 1908  para llevar adelante un programa revolucionario  antirracista en un período caracterizado por la traición a los ideales martianos de fundar una república “con  todos y para el bien de todos”

Los negros y mestizos, quienes constituyeron el 80 por ciento de los efectivos del Ejército Libertador, los cuales en su mayoría nutrieron el  PIC, eran tratados como parias en la recién estrenada república y condenados a vivir en la mayor miseria, sin oportunidades de educación, ni empleos y mucho menos para  acceder a cargos  en el gobierno.

Entre las medidas que incluía el PIC en su programa estaban mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, establecer tribunales para proteger  sus derechos, enseñanza gratuita y obligatoria hasta el nivel universitario, oposición a la pena de muerte que generalmente recaía en los negros, una reforma  penal que diera garantía a los más desposeídos y exclusión de la discriminación racial de todo tipo, entre otros propósitos.

Desde su inicio, esta agrupación fue reprimida y acusada por el gobierno norteamericano de promover peligrosos motines para sembrar el caos en el país, y sus líderes detenidos sistemáticamente, con lo cual se levantó   nuevamente el miedo al negro como ocurrió durante todo el siglo XIX, signado por el colonialismo español  y las represiones a los esclavos.

El gobierno de turno en 1912 lo presidía el  Mayor general José Miguel Gómez, combatiente  de las tres guerras de independencia, quien caracterizó su mandato por la corrupción política y servilismo hacia los intereses estadounidenses en la Isla y  de la burguesía nacional vinculada  los monopolios de ese país, mientras atacaba  con saña  al PIC.

 En 1910    se aprobó una moción en el poder legislativo  que prohibía los partidos raciales, conocida como Enmienda  Morúa, por el apellido de político que la propuso bajo el pretexto de impedir  una lucha racial , pero  realmente sirvió al gobierno para declarar fuera de la legalidad al PIC y acabarlo por la fuerza.

Este fue uno de los detonantes para que los dirigentes  negros y el PIC se alzaran   el 20 de mayo de 1912, en una protesta armada en la zona de Guantánamo y Santiago de Cuba.

   Con esta, esencialmente pretendían llamar la atención sobre sus demandas y suspender la mencionada  moción. Pero de esa forma dieron la oportunidad que esperaba el gobierno para resolver la supuesta amenaza negra.

  También  Estados Unidos  intimidó con la intervención total del país si el gobierno cubano no reprimía con fuerza el brote insurreccional y envió buques de guerra a las costas de la Isla.

  En los meses de mayo y julio, en  la antigua provincia oriental, imperó el terror y el genocidio por parte de los soldados y cuerpo de voluntarios armados creados al efecto, que asesinaron entre seis mil y 12 mil seguidores del PIC, casi todos  ultimados después de rendirse ante la superioridad de los militares.
  El ejército tuvo solo 16 bajas, la mitad fueron negros  y mulatos muertos por sus compañeros blancos, así como otras víctimas por accidentes de armas de fuego.

  Los máximos dirigentes de la insurrección fueron asesinados  a sangre fría  y hasta nuestros días llegó una nota del teniente coronel Ibrahim Consuegra,  jefe de las fuerzas en Oriente,  quien  ordenó a  otro oficial  que tenia capturado a Pedro Ivonet y solicitaba  indicaciones hacia dónde llevarlo: “Que no llegue vivo de ningún modo(…)”.

  La prensa de la época, con pocas  excepciones  estimuló el odio racial  y   divulgó  mentiras sobre los revolucionarios para justificar la masacre realizada con  total impunidad   por el gobierno, el cual, a su vez,  demostró  la efectividad del  ejército   para mantener el poder oligárquico y corrupto de la seudo república.


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