Durante la Crisis de octubre, Cuba se convirtió en el blanco de cientos de armas nucleares y enfrentó el peligro inminente de la invasión de más de 500 mil soldados estadounidenses, del bombardeo de centenares de aviones B-52, mientras sufría un total bloqueo naval y todo indicaba que en cuestión de horas se iniciaría la agresión que los estrategas del imperialismo calcularon se facilitaría por la presunta desmoralización del pueblo y la dirección cubanos.

Esa euforia revanchista, tras la derrota de la invasión mercenaria de Playa Girón, estuvo muy presente en las declaraciones del presidente John F. Kennedy durante la noche del 22 de octubre cuando hizo público que se había detectado la instalación de cohetes nucleares soviéticos en territorio cubano, y ordenó el bloqueo naval a la Isla junto a la movilización de las fuerzas armadas y de la OTAN, lo cual auguraba un ataque inmediato.

De esa forma Estados Unidos ganó la iniciativa política y mediática ante la opinión pública nacional y mundial al invertir los papeles y de país agresor, se presentó como víctima sorprendida que se arrogó el derecho de bloquear a su vecino al sur, violar las aguas jurisdiccionales cubanas e inclusive realizar vuelos rasantes de cazabombarderos sobre las instalaciones militares para obtener mejor información y hacer más efectiva una embestida.

El Comandante en Jefe Fidel Castro comprendió el grave peligro de esos vuelos y el viernes 26 de octubre ordenó abrir fuego al amanecer del sábado 27 con la artillería antiaérea de las FAR, integradas principalmente por las conocidas cuatro bocas checas y cañones de 37 milímetros, que eran efectivos a baja y media alturas y que completaban los cohetes antiaéreos Sam, subordinados al mando soviético que podían derribar blancos a grandes distancias.

Durante los primeras horas del día 27 los aviones de ataque norteños tuvieron que elevarse de inmediato ante el nutrido fuego de las baterías del patio, pero al parecer el jefe soviético de los cohetes antiaéreos de la región de Banes, en la zona oriental del país, solidarizado con los cubanos y con la clara apreciación estratégica de Fidel disparó contra un avión espía U-2 , lo derribó y le causó la muerte a su piloto, el mayor Rudolf Anderson.

Para entonces los contactos y el intercambio de mensajes secretos entre EE.UU. y la URSS se desarrollaban a espaldas de Cuba y culminarían con una entrevista con el embajador soviético en La Unión, Anatoli Dobrynin. Llegaron al acuerdo de retirar los cohetes soviéticos de la Isla con las garantías de Washington de no atacarla y desmontar los proyectiles estadounidenses de alcance medio Júpiter de las fronteras de Turquía con la URSS.

La dirección cubana solo se enteró de los acuerdos por los medios de prensa y así se impidió que con la presencia de la mayor de las Antillas en las conversaciones se lograran acuerdos más justos para sus intereses y soberanía.

Ante ese hecho el Comandante en Jefe Fidel Castro anunció al mundo la posición de Cuba resumida en los históricos Cinco Puntos:

-Cese del bloqueo económico y de todas las medidas de presión comercial y económica de Estados Unidos contra nuestro país.

-Cese de todas las actividades subversivas.

-Cese de los ataques piratas.

-Cese de las violaciones de nuestro espacio aéreo.

-Retirada de la Base Naval de Guantánamo y devolución del territorio cubano ocupado por Estados Unidos.

Los Cinco Puntos exponían las verdaderas causas de la Crisis de Octubre, que estaban en la política agresiva de la Casa Blanca contra La Habana desde el inicio del proceso revolucionario en enero de 1959 y alertaban acerca de los preparativos yanquis desde el propio mes de octubre de 1962 para una agresión inmediata.

La declaración ratificó el sentido de independencia y dignidad nacional y el rechazo a las imposiciones imperiales de inspeccionar en la Isla el desmontaje de los cohetes.

Fidel, posteriormente, al referirse a aquel acontecimiento expresó: “Hay que ver qué actitud de dignidad, de honor y de valentía adoptó nuestro pueblo en aquellos momentos, cuando lanzamos la consigna de los Cinco Puntos y cuando dijimos, clara y terminantemente, que a este país no lo inspeccionaba nadie. Fuimos capaces de soportar aquella situación, aquel drama, aquel golpe”.

Han pasado 60 años de la declaración de los Cinco Puntos y solo en la década de 1990 se desclasificaron los planes de agresión contra la Antilla Mayor, incluidos en la Operación Mangosta, creada y supervisada directamente por el presidente John F. Kennedy y su hermano Robert, Fiscal General, que incluía el asesinato del Comandante en Jefe.

 

Esa maniobra debía realizarse en 1962, con su punto culminante en la provocación de disturbios en el país por parte de organizaciones contrarrevolucionarias y la propia CIA, que justificaran la invasión del ejército estadounidense.

 

A pesar del tiempo transcurrido existe una realidad histórica que demuestra la vigencia de aquellos Cinco Puntos y evidencia que desde entonces poco o nada ha cambiado la estrategia del imperialismo para acabar con la Revolución cubana, desde los días de la Crisis de Octubre