GRANMA.- Apenas unos días después de iniciada la primera guerra por la liberación en el país, nació un combatiente diferente, uno de papel, letras e ideas colectivas, el periódico El Cubano Libre, impulsado por Carlos Manuel de Céspedes, en aquel momento General en Jefe del Ejército Libertador.

Era 17 de octubre de 1868 y los mambises, dirigidos por quien actualmente es considerado el Padre de la Patria, se disponían a tomar la ciudad de Bayamo. Casi se sentía el olor a pólvora y algunos ya empuñaban los machetes y púas.

Aldo Daniel Naranjo, presidente de la Unión de Historiadores de Cuba en Granma, expresa a la ACN que en esa fecha nació El Cubano…, dirigido por el poeta José Joaquín Palma, quien propuso su denominación.

–¿No vamos a liberar al pueblo de Cuba? Pues entonces el nombre debe ser El Cubano Libre, dijo el bayamés.

Según Daniel Naranjo, la primera edición fue clandestina y con un número reducido de ejemplares, pero durante el combate por la toma de la urbe, iniciado el 18 de octubre, los insurrectos ocuparon la imprenta del periódico español La Regeneración de Bayamo, lo cual les permitió aumentar la cantidad.

Explica que en los archivos no poseen el primer número: “Nunca lo encontramos, pero sí tenemos el segundo, correspondiente al día 19”, refiere este enamorado de la historia.

Manifiesta que al principio tenía cuatro páginas, de seis columnas cada una y párrafos de 70 palabras, aproximadamente, pero después
incrementó el formato y la cantidad de hojas.

Agrega que en una de aquellas ediciones iniciales Céspedes publicó lo relacionado a la creación del Ayuntamiento de Bayamo, con las jerarquías de todos los funcionarios.

“El periódico se leía en voz alta en las calles y también entre los integrantes de las tropas mambisas, para que todos conocieran el contenido reflejado en él, pues muchos no sabían leer”, añade.

Sobresalientes patriotas escribieron en sus páginas, incluidos Fernando Fornaris y Céspedes, Perucho Figueredo, Luis Marcano, como
Jefe de Operaciones del Ejército Libertador; y Carlos Manuel, quien reflejaba artículos, decretos y poesías propias, como Los traidores.

También aportaron textos las jovencitas Adriana del Castillo Vázquez, hija primogénita del abogado Francisco del Castillo Moreno; y Doña María de la Luz Vázquez y la maestra Manuela Cancino, nacida en Manzanillo en enero de 1851 y amiga de Carlos Manuel, la cual se incorporó a la lucha en la manigua.

Este singular mambí, de tinta y papel, salió con regularidad hasta enero de 1869, cuando los bayameses incendiaron la ciudad antes que entregarla al enemigo.

Según Daniel Naranjo, existen posibilidades de que hayan publicado otros ejemplares en las jornadas siguientes, cuando la imprenta fue trasladada a una cueva, ubicada en el actual municipio serrano de Guisa, pero nunca los han visto.

Las referencias más próximas —asegura él— son de julio de 1869, en la zona de Camagüey, cuando salió en la imprenta Libertad y con seis páginas, lo cual contradice a otros autores, quienes manifiestan que no salió más durante la Guerra de los Diez Años.

Ludín Fonseca, historiador de Bayamo, resalta que crear el primer periódico independentista del país constituye otro de los méritos de la generación de Céspedes.

Manifiesta que en uno de sus números se publicó La Bayamesa, marcha guerrera, convertida actualmente en el Himno Nacional.

“Esa publicación tenía también un profundo sentido cívico, pues se convocaba a que los niños fueran a las escuelas y a que todos participaran en actividades, como el acto del 8 de noviembre de 1868 para entonar otra vez el Himno y bendecir la bandera en la Parroquial Mayor”, añade el escritor de varios libros.

EL CUBANO LIBRE RENACE

En cada etapa de lucha armada por la libertad, se ha mantenido la voluntad de poseer un fusil con la fuerza de las palabras y la ideología. En agosto de 1895, renació El Cubano Libre en la cueva de Sao Corona, en la actual provincia de Holguín, cerca de donde estuvo luego la casa natal de Fidel y Raúl Castro, quienes llegaron al mundo varios años después, pero fueron continuadores de aquellos ideales.

El Mayor General Antonio Maceo, conocido también como el Titán de Bronce, fue su máximo impulsor en esa segunda etapa, y se mantuvo al tanto de su buen funcionamiento.

Con el fin de la guerra en 1898, terminó también El Cubano…, pero volvió a la vida en octubre de 1957, en el sitio conocido como El Hombrito, en la Sierra Maestra, cuando el Ejército Rebelde, heredero de los mambises y guiado por Fidel Castro, libraba la última guerra por la luz en la nación.

Durante el nuevo período, Ernesto Che Guevara fue uno de los mayores impulsores de la publicación, convertida también en un símbolo de continuidad al mantener el nombre y su propósito de contribuir a la victoria, cual poderoso insurrecto, con balas poderosas en cada resurgimiento.