Salvo voces aisladas de la prensa o de historiadores de respeto, los textos de Historia de Cuba, las efemérides nacionales publicitadas en los medios de comunicación y las clases que se imparten en el sistema educacional, apenas mencionan aquel victorioso nueve de octubre en La Caridad de Macaca.

Ese hecho ocurrió cuando un hermano de Carlos Manuel, Pedro María de Céspedes, reunió a unos 400 hombres y se apoderó del poblado de Vicana, tras someter a una pequeña guarnición española, preámbulo de lo que sucedería horas después.

Cuando comenzaron las conspiraciones de los bayameses para dar inicio a la guerra y la jefatura del movimiento pasó de las manos de Aguilera a las audaces de Carlos Manuel de Céspedes, se acordó comenzar el alzamiento para el 14 de octubre de 1868.

Una tesis defendida en el libro El alzamiento del 9 de Octubre en Macaca, publicado por la Editorial Oriente, de Santiago de Cuba, en 1975, de la Doctora Adolfina Cossío Esturo (descendiente de la familia Céspedes), abogaba por la planificación de la insurrección en los terrenos abruptos y lejanos de la Sierra Maestra, en los predios que sus progenitores poseían, el cacicazgo de Macaca.

Según Cossío Esturo, al amanecer de la mañana memorable del nueve de octubre, el futuro esposo de Adolfina de Céspedes y Tamayo, su primo Francisco Estrada y Céspedes, llega a la hacienda La Caridad de Macaca, con el mensaje de Carlos Manuel a su hermano menor Pedro María, en el que le avisa que debido al conocimiento del alzamiento por las fuerzas ibéricas era imprescindible apresurarlo para el día 10.

En una carta enviada por Francisco Estrada a su suegro Pedro de Céspedes, el nueve de agosto de 1873, se revelan datos demostrando la eficacia de Pedro María que ante la noticia expresó que no era necesario esperar al otro día.

“Los hechos están esclarecidos: echemos una mirada al pasado, ahí está el 9 de Octubre, que a mi llegada allí de Manzanillo, o de la residencia del General en Jefe, todo lo tenía Ud. tan dispuesto y preparado, que enseguida que le di las instrucciones de aquel, como si hubiese sido tocado por un resorte eléctrico, a la media hora tenía más de cuatrocientos hombres disponibles habiendo puesto su tienda a la disposición de ellos.

“Allí fue el primer grito de ¡Viva la Libertad! un día antes que el glorioso de Yara. Enseguida tomamos la capitanía de partido. Lo que se hizo después es muy largo para contarlo. Lo cierto es que esa gloria nadie puede quitársela y que la Historia de nuestra Revolución (pésele a quien le pesare), tiene que consagrar a usted interesantes páginas”.

Es por ello que Cossío, asegura en su investigación que “el plan original de los hermanos Céspedes fue preparar un levantamiento grande y bien organizado en su hacienda de Macaca, y que circunstancias posteriores, fueron los factores que decidieron el improvisado movimiento en Demajagua”.

La decisión de Pedro no fue en contra de su hermano, al contrario," con las condiciones preparadas en Macaca, las armas necesarias y cuatrocientos hombres dispuestos a la lucha, ese día 9 atacan el cuartel de la Guardia Civil del pequeño poblado de Vicana, donde se batieron los primeros tiros entre las fuerzas cubanas y españolas.

El investigador Dickie Vázquez Mestre en su obra intitulada Media Luna: historia, personajes y leyendas, publicada por Ediciones ORTO, en el 2010, refrenda la veracidad de lo acaecido en la fecha.

“La Capitanía del Partido estaba en Vicana Abajo donde había una pobre guarnición militar con algunos españoles. En horas del mediodía del 9 de octubre de 1868 la columna mambisa al mando de Pedro de Céspedes irrumpió en el pequeño poblado. Los españoles que habían sido avisados de los desórdenes ocurridos en La Caridad se habían apostado en una estratégica posición en lo que aún se conoce como La Barranca de Vicana. Allí se produjo el primer contacto armado de la Guerra de los Diez Años. Los mambises tomaron rápidamente la guarnición y entraron triunfalmente en Vicana Abajo. Así comenzó la guerra, con la victoria de Vicana y no con la derrota de Yara”.

¿Por qué el 10 y no el 9, o por qué Carlos Manuel y no Pedro?

Hortensia Pichardo en su artículo, 1868, en torno al 10 de Octubre expresó: “También se pronunciaban Manuel Calvar, en Guá, Ángel Maestre y Juan Fernández Ruz, en El Blanquizar y El Cano, Luis Marcano y Rafael Caymarí, en Jibacoa, otros muchos en distintas localidades, como Luis Figueredo, quien, en realidad, hacía más de un mes se hallaba en actitud de rebeldía con más de 50 hombres en su finca El Mijial”.

Esto demuestra el nivel de espontaneidad de los cubanos que no resistían el crudo y cruel dominio peninsular. El doctor Manuel Fernández Carcassés, Profesor Titular de la Universidad de Oriente, opinó: “El alzamiento del 10 de octubre, el de las Clavellinas después en Camagüey, los que pudieron existir como resonancia, son alzamientos muy espontáneos, liderados casi todos por el elemento terrateniente, que arrastraba detrás a otros simpatizantes de la causa revolucionaria.

"Existían, además, otros elementos conspirativos compuestos por pardos y mulatos como se decía en aquella época, los cuales también tuvieron cierta repercusión. Entonces entre esa pluralidad de gente que estaba queriendo alzarse hay que ver el día 9 en Macaca como uno más. Es más, hay que ver Demajagua como otro más, de no haber sido por la trascendencia que tuvo. Su carácter independentista y antiesclavista, dotan al alzamiento del 10 de octubre de un significado que no tuvieron otros pronunciamientos”.

En esta trascendencia tuvo un rol notorio el liderazgo de Carlos Manuel de Céspedes, quien otorgó un sentido oficial al movimiento declarando la independencia de Cuba, a la altura de famosos gritos latinoamericanos, como el Grito de Lares, en Puerto Rico; o el Grito de Dolores, en México.

Elaboró, además, un documento, Manifiesto del 10 de Octubre, en el que expresa los motivos del alzamiento y, por último, le ofreció la libertad a sus esclavos, con la oportunidad de ser libres o irse a la lucha.

Así lo declaró: “Nosotros creemos que todos los hombres somos iguales, amamos la tolerancia, el orden y la justicia en todas las materias; respetamos las vidas y propiedades de todos los ciudadanos pacíficos”.

Lo cierto es que Carlos Manuel de Céspedes fue el Líder y Padre de nuestras gestas independentistas, mérito que pondera por sobre todos al día 10 de octubre de 1868 como el inicio del proceso revolucionario.

Al decir de José Martí, fue el hombre del ímpetu, el patriota que supo dar sentido sublime a su decisión, convencido de que la hora de Cuba para ubicarse en el concilio de naciones libres del yugo español había llegado.

El 9 de octubre de 1868 fue un precedente importante, la victoria de Vicana le ofreció a la Guerra de los Diez Años su primer triunfo.