Dos semanas antes de su caída en combate el 19 de mayo de 1895, José Martí participa en una trascendental reunión con Máximo Gómez y Antonio Maceo que marcaría el curso de la Guerra Necesaria iniciada ese año, cuando los tres máximos jefes de la Revolución coinciden el cinco de mayo en la casa del administrador de la colonia de cañas del ingenio La Mejorana, en la actual provincia de Santiago de Cuba, para definir la estrategia inmediata de la lucha independentista.

Martí y Gómez llegan al encuentro con grandes coincidencias para la dirección de la contienda, que comenzó el 24 de febrero, basadas en un equilibrio de poderes en un gobierno con “el Ejército, libre, y el país, como país y con toda su dignidad representada”, mientras el Titán de Bronce se pronunció por establecer para la conducción de las acciones una junta de generales con una secretaría general.

En La Mejorana salieron a relucir de las sombras del pasado las contradicciones de la contienda de 1868 entre el Gobierno en Armas y la dirección del conflicto por los jefes militares, sin la intromisión innecesaria de la Cámara de Representantes, y que Martí tuvo siempre muy en cuenta para fundar el Partido Revolucionario Cubano en 1892, con el fin de evitar la desunión y el caudillismo, factor que fue fundamental para que esas desavenencias no volvieran a generalizarse en el nuevo intento independentista.

La misteriosa desaparición después de su muerte de cuatro páginas que faltan del Diario de Campaña de Martí, correspondientes a ese día, coadyuvó a que se plantearan muchas interrogantes sobre lo que exactamente sucedió en La Mejorana.

Aunque no trascendió un acta oficial, en el propio Diario quedaron otras importantes referencias que permiten reconstruir la tensión del momento sobre lo que escribe El Apóstol: “(…) Nos vamos a un cuarto a hablar. No puedo desenredarle a Maceo la conversación (…) y me habla, cortándome las palabras, como si fuese yo la continuación del gobierno leguleyo y su representante”.

Al analizar el clima del encuentro, el historiador René González Barrios apunta que (…) “ todavía las relaciones entre Antonio Maceo y Máximo Gómez no estaban restauradas, probablemente había más tensión en estas últimas”, debido a sus desacuerdos organizativos en el proyecto independentista de San Pedro Sula, en Honduras, aunque descalifica a los historiadores que sin prueba alguna hablan de agresiones físicas en La Mejorana.

Por el contrario, muy lejos a esas interpretaciones extremas, en el intercambio se prefiguró la futura campaña invasora hasta Pinar del Río, al parecer también se abordó la permanencia del Delegado en la manigua o su partida para el exilio a garantizar el apoyo logístico y político a la causa, aunque Martí tenía el propósito, reflejado en los escritos de sus últimos días de vida, de llegar hasta Camagüey.

También Maceo estuvo de acuerdo con el envío de cuatro delegados por la provincia de Oriente a un venidero evento para decidir la organización de los órganos de poder en la manigua, tal como lo concibió el Apóstol en sus proyectos del PRC.

Otro momento significativo constituyó la aprobación por los presentes del Manifiesto de Montecristi, documento en que se anunció al mundo las causas de la Guerra Necesaria, se establecieron los principios civilizados de la conducción de la lucha armada por los cubanos y en general, se refleja toda la obra martiana para evitar los errores y las divisiones internas que influyeron en que no se lograra la independencia en la gesta de 1868.

Al llegar el momento de la partida de Gómez y Martí, este último escribió: “Y así, como echados, y con ideas tristes, dormimos”, en tanto Maceo salió para su campamento sin invitarlos a que lo acompañaran.

Pero al otro día recapacitó y los llamó a su cuartel y los presentó a la tropa para expresarles de alguna forma sus disculpas y los tres próceres fueron vitoreados por los soldados y oficiales después de que el Maestro les dedicara un encendido discurso sobre los planes de la Revolución.

La historia se encargaría de demostrar que los principios y el amor por la independencia de la Patria unieron de manera leal e inquebrantable a estas tres grandes figuras y sería el último servicio que en vida realizaría el Héroe Nacional a la unidad de los patriotas independentistas por encima de diferencias temporales ante el duro bregar y el reto que significó la guerra.