CAMAGÜEY.- Después del intento de ajusticiar a Fulgencio Batista en su madriguera el 13 de marzo de 1957, de la muerte de José Antonio Echeverría y la persecución de los jóvenes por personeros del régimen dictatorial, los miembros del Directorio Revolucionario no podían cruzarse de brazos.

Nació la idea de continuar acciones en la capital para crear las condiciones e ir a una huelga general con apoyo armado y la incorporación a la lucha en las montañas. De esta manera se concretaría lo aprobado por Echeverría antes de morir, fruto de la información reunida por Faure Chomón acerca de que el lugar ideal sería el Escambray.

Las Villas y Camagüey fueron los lugares escogidos para fortalecer organizativamente el Directorio. La encomienda de Fructuoso Rodríguez, quien estaba al frente del Directorio, de que Chomón saliera de Cuba a preparar una expedición armada en el menor tiempo posible no se hizo esperar. Fructuoso cayó asesinado junto a otros compañeros, en Humboldt 7 por una delación.

Con la misión de reunir el dinero necesario, contactar con los vendedores clandestinos de armas y adquirir un barco, salió Faure, de manera oculta, como polizonte en un barco que realizaba viajes entre La Habana y Miami.

En un relato publicado en el periódico Granma el 8 de febrero del 2008, con motivo del aniversario 50 de esa gesta, Chomón escribe:

“La confianza que habían tenido en mí, tanto José Antonio como Fructuoso, y la unidad de mis compañeros, me dieron la autoridad necesaria para cumplir la misión que se me encomendaba y que permitió posteriormente continuarla al frente de la organización. (…) Comprar fusiles para lo que sería la guerrilla y armas automáticas para la lucha en la ciudad, sin darla a la publicidad, a la vez que desinformar a la tiranía, haciendo la propaganda de que mantendríamos la misma táctica”.

La historia de la expedición de Nuevitas está marcada por difíciles momentos, entre ellos, el esfuerzo gigantesco en Miami, Nueva York, Chicago, Tampa, en otros países latinoamericanos y en Cuba para lograr su financiamiento independiente.

Narró Faure que por esos días recibió allá a un viejo condiscípulo de la primera enseñanza en las Escuelas Pías y del Instituto de Segunda Enseñanza de Camagüey: Armando Garrido, quien fue a saludarlo y ofrecerse para contribuir con la causa.

“Quedamos en contacto muy estrecho y comencé a refugiarme en su casa de un barrio residencial, Hialeah, para aislarnos y pensar en la solución de los problemas”.

Por este sitio desembarcaron los expedicionarios. Foto: Otilio Rivero Delgado/AdelantePor este sitio desembarcaron los expedicionarios. Foto: Otilio Rivero Delgado/Adelante

PROA HACIA NUEVITAS

El barco zarpó el 31 de enero en la noche del puerto de Miami. Una nota interesante: la escena poética y romántica, protagonizada por Garrido, de animar a los expedicionarios desde el muelle con la famosa canción de la época Adiós, al ritmo de un acordeón.

La travesía comprendió rumbo Este hacia la Isla Nassau, bordearla en dirección Sur, dejando atrás la Isla Androw al Oeste, tomar un canal entre los bajos de Las Bahamas, peligrosos para la navegación, hasta Raccon Cay, punto para el trasbordo. Garrido había ofrecido el yate de su familia para esta operación, y de allí al Sur hasta Nuevitas.

La rotura del timón a la altura de Nassau, las tempestades, la pérdida de rumbo, la escasez de combustible, el reaprovisionamiento en Androw y otros imprevistos no impidieron la llegada al punto previsto en la geografía norte camagüeyana. A la altura de Androw, algo quedó como un enigma para siempre: “¡Cubanos, saludos a Fidel Castro!”.

Los 16 expedicionarios sintieron curiosidad por los delfines que en momentos de peligro nadaban alrededor de la embarcación ante la impaciente espera del barco San Rafael, que los llevaría hasta junto a Los Ballenatos de Nuevitas, el 8 de febrero de 1958 en una noche muy oscura.

El desembarco en la playa Santa Rita se produjo en la lancha Yaloven, conducida por los hermanos Eddy y Eney Mederos. La carga de armas fue colocada dentro del ranchón bajo la custodia de algunos hombres para preservarla frente a cualquier imprevisto. El muelle era pequeño, de medio metro de ancho y 10 de largo, de madera, sencillo y modesto.

Mientras un grupo aguardaba en ese sitio, hay otro con la misión de abordar el Yaloven. Junto a Faure atraviesan la bahía hasta la casa de Garrido, con un pequeño muelle, donde fue establecido el punto de mando y se iniciaron las precisiones para la partida al otro día del convoy hacia Camagüey.

El jefe de los expedicionarios al amanecer ordena el lugar y salida de los autos, tres en la vanguardia, el camión conducido por Abel Cabalé Castillo “El Cuñao”, chofer de la fábrica de queso La Vaquita, otros tres en el centro e igual cantidad en la retaguardia.

Será recordado el hecho de que El Cuñao hizo el viaje con su esposa y dos hijas y burló a las fuerzas del ejército por resultar habitual el paso con queso y otros productos por ese trayecto. A las afueras de Camagüey, cerca de Tagarro, en la quinta Blanquita, de quien fuera dueño del cine Casablanca y padre de Armando Garrido, permaneció resguardado el alijo de siete toneladas de armas hasta emprender el camino hacia la región central.

Como se previó, los expedicionarios salieron rumbo al Escambray y se cumplió lo acordado por Fidel y José Antonio en la Carta de México, el 29 de agosto de 1956, de que:

“La Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, los dos núcleos que agrupan en sus filas la nueva generación y que se han ganado en el sacrificio y el combate las simpatías del pueblo cubano (…) han decidido unir sólidamente su esfuerzo en el propósito de derrocar la tiranía y llevar a cabo la Revolución Cubana (…) y unir a los estudiantes, los obreros y las organizaciones juveniles, y a todos los hombres dignos de Cuba, para que nos secunden en esta lucha, que está firmada con la decisión de morir o triunfar”.

Faure Chomón ha ratificado sobre el foco guerrillero fundado en el Escambray: “Nos permitió crear un bastión, que cuando llegaron Camilo y el Che encontraron una base guerrillera verdaderamente revolucionaria”.

 

Expedicionarios que desembarcaron por Nuevitas

Faure Chomón Mediavilla; Eduardo García Lavandero, caído en combate en la clandestinidad en La Habana; Luis Blanca Fernández, José Fernández Cossío, Julio García Oliveras (recientemente fallecido); Raúl Díaz Argüelles, general caído en combate en Angola; Enrique Rodríguez Loeches, fallecido; Guillermo Jiménez Soler, Antonio Castell Valdés, Carlos Alberto Figueredo Rosales, Alberto Mora Becerra, fallecido; Gustavo Machín Hoed de Beche, comandante caído con el Che en la guerrilla de Bolivia; Carlos Montiel, Alberto Blanco, Rolando Cubelas y Armando Fleitas (traidores).

 Un monumento cerca del lugar perpetúa el desembarco de la expedición. Foto: Otilio Rivero Delgado/AdelanteUn monumento cerca del lugar perpetúa el desembarco de la expedición. Foto: Otilio Rivero Delgado/Adelante

CARTA DE MÉXICO

29 de agosto de 1956

La Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, los dos núcleos que agrupan en sus filas la nueva generación y que se han ganado en el sacrificio y el combate las simpatías del pueblo cubano, acuerdan dirigir al país la siguiente declaración conjunta:

1. Que ambas organizaciones han decidido unir sólidamente su esfuerzo en el propósito de derrocar la tiranía y llevar a cabo la Revolución Cubana.

2. Que asistir a unas elecciones parciales después de estar reclamando durante más de cuatro años unas elecciones generales y libres, constituye una actitud entreguista y traidora que no alcanzará sus fines ambiciosos porque la Revolución cortará de un tajo todas las posibilidades.

3. Que si la Revolución Cubana, que cuenta ya con la simpatía de la opinión democrática de América, es vencida en una lucha que resulta ya inevitable, la dictadura no brindará siquiera esa mísera concesión que hoy otorga por miedo a los revolucionarios, y sobre la cabeza de los electoralistas ambiciosos caerá la sangre de los que se inmolen

.4. Que consideramos propicias las condiciones sociales y políticas del país, y los preparativos revolucionarios suficientemente adelantados, para ofrecer al pueblo su liberación en 1956. La insurrección secundada por la huelga general en todo el país será invencible.

5. Que un tirano extranjero, Rafael Leónidas Trujillo, interviniendo abiertamente en la política interna de nuestro país, fraguó una conspiración contra Cuba con la complicidad de un grupo de oficiales del 10 de marzo: Alberto del Río Chaviano, Martín Díaz Tamayo, Leopoldo Pérez Coujil, Manuel Ugalde Carrillo, Manuel Larrubia, Juan Rojas y Rego Rubido, y una pandilla de pistoleros encabezados por Policarpo Soler, que salió de Cuba a raíz del golpe de Estado con la protección del propio Batista, a pesar de estar reclamado por los tribunales de justicia.

6. Que las armas trujillistas fueron introducidas en Cuba con la complicidad probada de esos militares.

7. Que el dictador Batista, en la Conferencia de Panamá, no tuvo el valor de denunciar esa agresión al honor y la integridad nacional, dándose un abrazo con el hermano del chacal dominicano.

8. Que muy por el contrario, al regresar a Cuba ocultando al país la verdad, se dio a la innoble tarea de acusar de trujillistas a los más limpios revolucionarios cubanos, cuyas firmes convicciones democráticas hacen imposible toda relación con un tirano igual que Batista.

9. Que en respuesta a la cobarde maniobra, emplazamos a Batista para que entregue a la FEU y a los combatientes del 26 de Julio las armas de la República, que no han sabido usar con dignidad, para demostrar que nosotros nos atrevemos a ajustar cuentas con el dictador dominicano y salvar el honor de la Patria.

10. Que Cuba debe responder con dignidad a la ofensa sufrida y en consecuencia somos partidarios de una acción armada contra el tirano Trujillo, que de paso libre a los dominicanos de una opresión que dura ya más de 25 años. Retamos a Batista a que diga la palabra definitiva o se ponga en evidencia ante el pueblo cubano.

11. Que la actitud débil, oportunista y cobarde del régimen frente a Trujillo, ha sido traición a la Patria.

12. Que tanto Trujillo, como Batista, son dictadores que hieren el sentimiento democrático de América y perturban la paz, la amistad y la felicidad de los cubanos y los dominicanos.

13. Que mientras los militares trujillistas permanecen en sus cargos, la flor y nata de las fuerzas armadas, los oficiales más capacitados para defender la Patria que peligra, están presos e inhumanamente tratados en Isla de Pinos.

14. Que la FEU y el 26 de Julio consideran al coronel Barquín y al comandante Borbonet y demás oficiales presos y destituidos, la más digna representación de nuestro ejército, y los hombres que hoy cuentan con más simpatías en las fuerzas armadas.

15. Que el ejército, dirigido por esos oficiales prestigiosos y honorables, al servicio de la Constitución y del pueblo, tendrá el respeto y las simpatías de la Revolución Cubana.

16. Que la FEU y el 26 de Julio hacen suyas las consignas de unir las fuerzas revolucionarias, morales y cívicas del país, a los estudiantes, los obreros y las organizaciones juveniles, y a todos los hombres dignos de Cuba, para que nos secunden en esta lucha, que está firmada con la decisión de morir o triunfar.

17. Que es hora de que los Partidos políticos y la Sociedad de Amigos de la República cesen ya en el inútil esfuerzo de implorar soluciones amigables, en una actitud que en otros momentos pudo ser patriótica pero que, después de cuatro años de rechazo, desprecio y negativa, puede ser infame.

18. Que enfrentada ya la Revolución en una lucha a muerte contra la tiranía, la victoria será de los que luchamos asistidos por la historia.

19. Que la Revolución llegará al poder libre de compromisos e intereses, para servir a Cuba en un programa de justicia social, de libertad y democracia, de respeto a las leyes justas y de reconocimiento a la dignidad plena de todos los cubanos, sin odios mezquinos para nadie, y los que la dirigimos, dispuestos a poner por delante el sacrificio de nuestras vidas, en prenda de nuestras limpias intenciones.