CAMAGÜEY.- Razón tuvo el Che, Ernesto Guevara de la Serna, cuando calificó el mes de agosto de 1967, en su diario de campaña, como el más malo para la guerrilla que comandaba en las zonas selváticas de Bolivia, en su empeño de liberar ese pueblo de las garras del imperialismo y extender la lucha hacia otras naciones sudamericanas en la búsqueda de su emancipación del voraz capitalismo que las oprimía y explotaba, gesta de la cual se cumplen ahora 50 años.

En agosto llegaron a La Paz, capital boliviana, los agentes de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA) que dirigirían las operaciones de inteligencia contra el grupo guerrillero, el día 14 de ese mismo mes, los militares ocuparon sus  campamentos en la zona de Ñancahuazú, encontrando numerosos documentos y medicinas, en lo que significó un duro golpe para el destacamento, y también en ese mes el Che recoge en su diario la pérdida de dos hombres, Ricardo y Raúl, guerrilleros cubano y boliviano caídos en una emboscada en julio y no reseña la masacre sufrida por el grupo de Joaquín el día 31, del cual se separó el 17 de abril, porque aún no había recibido la noticia.

Septiembre tampoco fue más afortunado para el grupo, ya que a mediados de ese mes el ejército boliviano, ahora convertido en rangers entrenados por militares estadounidenses, conocían la ruta emprendida por los guerrilleros que se desplazaban desde la zona de Ñancahuazú, para escalar las escabrosas y altas cadenas montañosas, ubicadas al oeste de la región, y dirigirse hacia La Higuera.

El 26 de ese mes, el Che inicia la reseña en su diario con una lacónica palabra: “Derrota”, y prosigue: “llegamos al alba a Picacho donde todo el mundo estaba de fiesta y es el punto más alto que alcanzamos, 2 280 metros, y seguimos sin demasiados temores, a pesar de que Ovando (general presidente de Bolivia, de visita en Valle Grande) había anunciado mi captura de un momento a otro.

Al llegar a la Higuera todo cambió: habían desaparecido los hombres y solo alguna que otra mujer había. Coco fue a la casa del telegrafista, pues hay teléfono y trajo una comunicación del día 22 en la que el subprefecto de Valle Grande comunica al corregidor que se tienen noticias de la presencia guerrillera en la zona y cualquier noticia debe comunicarse a V.G. donde pagarán los gastos; el hombre había huido, pero la mujer aseguró que hoy no se había hablado, porque en el próximo pueblo, Jagüey están de fiesta.

“A las 13 ( horas) salió la vanguardia para tratar de llegar a Jagüey y allí tomar una decisión sobre las mulas y el médico; poco después estaba hablando con el único hombre del pueblo…

“Cuando salí hacia la cima de la loma, 13,30 aproximadamente, los disparos desde todo el firme anunciaron que los nuestros habían caído en una emboscada. Organicé la defensa en el pobladito para esperar los sobrevivientes y dí como salida un camino que sale al río Grande. A los pocos momentos llegaba Benigno herido y luego Aniceto y Pablito, con un pie en malas condiciones; Miguel, Coco y Julio habían caído y Camba desapareció dejando su mochila.

“Nuestras bajas han sido muy grandes esta vez; la pérdida más sensible es la de Coco (Roberto Peredo Leigue, boliviano), pero Miguel  (Manuel Hernández Osorio, cubano) y Julio ( Mario Gutiérrez Ardaya, boliviano) eran magníficos luchadores y el valor humano de los tres es imponderable”.
Asediado por el ejército, el destacamento busca un lugar por donde subir y al fin lo logra, pero por el lado contrario al que pretendían, objetivo que de alcanzarlo le permitiría cruzar el río Grande y escapar del cerco en que se encontraba, pretensión que se ve frustrada por el obligado cambio de rumbo.

En su resumen de septiembre, el Che acota el día 30: “debiera ser un mes de recuperación y estuvo a punto de serlo, pero la emboscada en que cayeron Miguel, Coco y Julio malogró todo y luego hemos quedado en una situación peligrosa perdiendo además a León; lo de Camba ( su deserción) es ganancia neta”.

Y más adelante agrega: “Las características (septiembre) son las mismas del mes pasado, salvo que ahora el ejército está mostrando más efectividad en su acción y la masa campesina no nos ayuda en nada y se convierten en delatores”.
“La tarea más importante es zafar y buscar zonas más propicias; luego los contactos, a pesar de que todo el aparato está desquiciado en La Paz, donde también nos dieron duros golpes.

Concluido el noveno mes del año 1967, el escenario queda listo para los futuros acontecimientos que se desencadenarán en octubre en el cual se decidirá el futuro de la guerrilla en Bolivia y de su jefe, Ernesto Guevara de la Serna, Che.