CAMAGÜEY.- Torturas, golpes de esbirros de la dictadura batistiana hasta dejar marcado el machete o el paraguayo en la espalda, persecuciones, detenciones y privaciones del exilio, la llegada tortuosa por Pinar del Río como parte de una expedición, no mellaron la voluntad de Jesús Suárez Gayol, indomable líder estudiantil, activo fundador del Movimiento 26 de Julio, fiel combatiente del Ejército Rebelde y para el Che, El Rubio o Félix de la guerrilla boliviana.

El paso del tiempo no disminuye el dolor que encierra leer en el diario del Che la pérdida de Gayol, primera sangre derramada de ese grupo de revolucionarios que se empeñó en abrir nuevos frentes de lucha en la región:

“A media mañana llegó muy agitado El Negro a avisar que venían 15 soldados río abajo. Inti había ido a avisar a Rolando en la emboscada. No quedaba otra cosa que esperar y eso se hizo. Mandé a Tuma para que estuviera listo a informarme. Pronto llegaron las primeras noticias, con un saldo desagradable: El Rubio, Jesús Suárez Gayol, estaba herido de muerte. Y muerto llegó a nuestro campamento. Un balazo en la cabeza”.

La muerte de este revolucionario, quien combatió en la columna Ciro Redondo, del Che, en la región central de Cuba, hasta el triunfo de la Revolución del 1ro. de Enero de 1959, dinamizó el espíritu de los guerrilleros en la selva boliviana, infringiéndole al enemigo otra derrota ese propio 10 de abril, hace 50 años.

Al día siguiente, no muy lejos de un arroyo, se produjo el enterramiento en una pequeña fosa a flor de tierra. Quizá la crecida de las aguas arrastraron los restos del cadáver que jamás apareció. Temprano, el Che reunió a los combatientes para rendir homenaje de recordación a El Rubio.

EL HOMBRE ESPECIAL

Alfredo Aguilar Fexas “Fellín” no fue condiscípulo de Gayol en el Instituto de Segunda Enseñanza (estudió en la Escuela Profesional de Comercio), mas conoció al líder, su arrojo y valor en cada acción fuera y dentro del plantel.

Vuelve a recordar aquel 28 de enero de 1956 en que los estudiantes se dispusieron a conmemorar el natalicio de José Martí en la otrora plaza de San Francisco (hoy parque José Martí) y del enfrentamiento con la policía.

Encaramado en los hombros de Noel Sánchez Ávila, quien actualmente reside en La Habana, arengó a proseguir la lucha ante la mirada atónita de los esbirros que se ensañaron con los manifestantes. Golpearon a Gayol y provocaron heridas a Álvaro Morell Álvarez, otro intrépido de esa generación.

Desde el exilio Gayol dirigió una carta a Morell Álvarez (Charles), en Miami, fechada el 6 de diciembre de 1957 y escrita con modestia, patriotismo y una singular jocosidad en respuesta a una enviada por varios amigos.

El documento, inédito hasta hoy, señala: “Para ti, hermano, qué no puedo desear, a quien como tú, ha compartido conmigo los malos y buenos momentos, a quien la amistad une con mil indestructibles lazos, qué puedo desear para ti Charles, todo lo bueno que existe y que tú, como otros tantos, no se resisten a contemplar, desde lejos, la Patria martirizada”.

Enumeró a Macho León: “La primera condición del revolucionario es ser hombre, tú lo eres de sobra y amigo de verdad. Para ti, como para todo el que quiera ver libre su Patria y no abrace mezquinas ambiciones, esto está abierto de par en par...”.

Para Tato (Rodríguez Vedo): “Una recomendación: serena un poco ese estuche de aserrín que tienes por cabeza. Naturalmente, no soy yo el indicado para dártela, pero te conviene el consejo. Un abrazo por las frases inmerecidas que me dedicas”.

A Williams (hermano de Pepito Tey): “A ti, a quien en tan poco tiempo tanto afecto y estimación he dedicado, te envío un saludo emocionado. Por mi novia supe de la misa que a tu hermano ofreciste y a la cual me uno desde aquí...”.

Roche, amigo de la universidad, es el último en aparecer en la relación: “Que se apure, pues quiero verlo por aquí... que se encargue de pedirle las botas a Mario Villamía y me las envíe con urgencia”.

GAYOL ¿EL TEMERARIO?

Disímiles anécdotas dibujan la figura de Suárez Gayol. Basta con hojear la revista Las Clavellinas, número 1 de 1987, editada por el Departamento de Orientación Revolucionaria (DOR) del Comité Provincial del Partido en Camagüey, para conocer mediante cuarenta citas o reseñas la dimensión de este hombre que el 24 de mayo próximo cumpliría 81 años. Un día igual, en 1954, fue electo presidente de la Asociación de Estudiantes del Instituto.

Marcos Aristónico Reyes Cacho, condiscípulo de este ferviente revolucionario, lo recuerda “muy activo, decidido a enfrentar los problemas”.

Elpidio Lezcano Agreda, entrañable amigo suyo cuenta que el 20 de diciembre de 1955, Mario Meléndez, Jesús Otaño y él acompañaban a Gayol por la calle Hermanos Agüero, entre Independencia y Cisneros, cuando brota su voz enérgica, en plena entrada del local: “¡Asaltemos la oficina del PAU!” (Partido de Acción Unitaria, creado por Batista). Cuatro meses después, en abril, por este hecho vendría la causa 708 de 1956.

Lezcano califica a su compañero y amigo como temerario. Lo demostró al encabezar el 13 de febrero de 1955 la manifestación para conmemorar el aniversario de la muerte de Rubén Batista, en peregrinación hasta el cementerio de Camagüey, hacia donde llevaban una ofrenda floral a Mario Aróstegui, obrero ferroviario y primer mártir del 26 de Julio en la provincia.

La Policía disolvió al grupo. En “Toña La Negra”, como le decían a la perseguidora, cargaron a Suárez Gayol y a Gregorio Junco, quien portaba la corona de flores. En un descuido de los cuerpos represivos, Paco Cabrera, otro joven revolucionario que alcanzó el grado de General de División, tomó en sus manos las flores y corriendo, junto a Elpidio Lezcano y Noel Sánchez, entró a la necrópolis y las colocó; no les quedó más opción que huir y buscar escondite.

Aurora Gayol, martiana y madre del revolucionario, fue una pieza especial en sus luchas. En La Habana, logró arrebatárselo a los esbirros, embarcándolo hacia Estados Unidos para salvarle la vida. A ella y a su único hijo, de cuatro años, Jesús Félix, dejó cartas que hablan de su entereza y espíritu internacionalista.

Tras el triunfo de la Revolución ocupó diferentes responsabilidades, ayudante del presidente de la República Manuel Urrutia Lleó y, designado por el Che, asumió la dirección de la Empresa de la Harina y del Instituto de Recursos Minerales. Antes de partir hacia Bolivia era viceministro del Azúcar.

El 2 de febrero de 1959, en una entrevista publicada en Adelante, dijo que estar de nuevo en Camagüey fue una de sus mayores ambiciones, porque aquí tuvo sus primeras ideas revolucionarias e inició sus luchas.

La última vez que el pueblo camagüeyano vio a aquel joven revolucionario fue el 25 de julio de 1966; pudo escucharlo en la Plaza de los Trabajadores en el acto por los 13 años del asalto al Cuartel Moncada.

Una estampa de Noel Sánchez lo retrata: “Fue un líder para mí y todos los que lo conocimos, siempre estuvo en la primera línea de la lucha, en el lugar difícil, fue audaz, decidido, un joven de su tiempo, alegre y con el privilegio de ganarse a quienes conocía”.

Los verdugos de la dictadura se ensañaron con la espalda de Gayol.Los verdugos de la dictadura se ensañaron con la espalda de Gayol.

En una de las oportunidades de reunión con Fidel.En una de las oportunidades de reunión con Fidel.

 Durante el discurso pronunciado en la Plaza de los Trabajadores con motivo de la efeméride del 26 de Julio. Durante el discurso pronunciado en la Plaza de los Trabajadores con motivo de la efeméride del 26 de Julio.

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