CAMAGÜEY.- Han transcurrido 120 años de su caída. Antonio Maceo abrió nuevamentesu pecho de Titán. Levantó sus brazos de bronce irredento para alcanzar la estatura gigante de Fidel.

Maceo volvió a vibrar en su camagüeyana plaza, rodeado de niños,jóvenes y viejos, atraídos todos por el homenaje también a loscombatientes internacionalistas.

Fulguraron sus más de 100 combates y las 22 cicatrices esculpidas conel fuego de la Patria. El pueblo en su peregrinar mañanero de este 7 de diciembre hacia el cementerio local redescubrió sus hazañas y la inmortal Protesta deBaraguá, convertida en permanente canto de combate.

Cinco letras, con dos solos nombres: Fidel y Maceo, se entrelazan para desde el altar sagrado de la Patria iluminar a los muertos y convocar a los vivos a erigir una Cuba próspera, sin intromisión imperial.