CAMAGÜEY.-Eduardo Agramonte Piña está inscripto en la historia Patria como una de las figuras sobresalientes de la Guerra de los Diez Años en el Camagúey.

Como lo indica su apellido, fue familia del Mayor General Ignacio Agramonte Loynaz, hijo de José María Agramonte Agüero y María de la Concepción Piña Porro, y además, esposo de Inés Matilde, hermana de Amalia Simoni Argilagos, de ahí el doble parentesco con El Mayor.

En su condición de independentista, estuvo estrechamente vinculado al movimiento revolucionario conspirativo contra el régimen colonial español, fue uno de los 76 alzados el 4 de noviembre de 1868 en el paso de Las Clavellinas, acontecimiento sobre el que escribió: (...) El movimiento de Bayamo y Manzanillo no podía dejar de tener eco en Puerto Príncipe, y el 4 del corriente, llegados los ánimos al colmo de la exaltación, más de cien hombres, casi todos de los más ricos y principal de Puerto Príncipe, dieron el grito de libertad (...)

Eduardo había nacido el 14 de octubre de 1841, estudió en Barcelona, España, como era costumbre de numerosos hijos de familias principeñas acomodadas; se graduó de la carrera de Medicina un día antes de su cumpleaños en 1864, para regresar a Puerto Príncipe a ejercer su profesión.

Justo al retornar, apunta José Martí que al encontrar el joven galeno recrudecido el régimen colonial español en el territorio, le pregunta a sus amigos en tono de reproche:

“ ¿Y qué han hecho en estos diecisiete años?”.

En esta ciudad fue profesor del Instituto de Segunda Enseñanza, escribió enpublicaciones como Crónicas del Liceo de Puerto Príncipe y en el periódico El Oriente además de estudiar música, por lo que a él se deben el legado de los toques de corneta de la Diana Manbisa y A Degüello; siempre se mantuvo atento a la preparación militar personal y de sus compatriotas, estudiando las tácticas y las estrategias, incluso con aportes importantes como la confección de un manual Memorándum sobre el Arte de la Guerra, en el que compiló apuntes del arte y la legislación militar mambisa de la época.

En su condición de revolucionario fundó la logia Tínima junto a Carlos Loret de Mola, Bernabé de Varona y Salvador Cisneros Betancourt, entre otros, acompañado de este último y Rafael Rodríguez Agüero, Manuel Ramón Silva Barbieri, colocaron en el féretro de Gaspar Betancourt Cisneros, El Lugareño, fallecido el 7 de febrero de 1866, una copia del Acta de Independencia redactada por Silva, apuntan en el libro El Camagüey en Martí Gustavo Sed y el DrC.s Luis ‘Alvarez ‘Alvarez.

Como señalamos inicialmente, fue de los primeros en levantarse en armas contra el régimen colonial español, elegido como vocal en el Comité Revolucionario, con cargo similar en la Asamblea de Representantes del Centro celebrada en Sibanicú el 26 de febrero de 1969, cargo al que renuncia al mes siguiente para incorporarse como médico cirujano a las filas insurrectas.

Es importante destacar que la historia recoge que fue la de Agramonte Piña la primera sangre derramada en esta etapa independentista al ser herido en una pierna, en el combate de Bonilla, el 28 de noviembre de 1868, bautismo de fuego de los camagüeyanos.

En la Asamblea de Guáimaro, el 10 de abril de 1869, es designado Secretario del Interior y también ocupa la secretaría de Relaciones Exteriores con carácter provisional. Para enero del siguiente año renuncia al discrepar con el Presidente en su decisión de reunirse con los partidarios del depuesto general Manuel de Quesada Loynaz, y se incorpora a la Cámara de Representantes por el Camagüey en sustitución de Ignacio Agramonte, quien había decidido asumir la jefatura militar de la región. En agosto de 1871 también depone el cargo, se incorporó a las tropas con la misión de crear un batallón, recibe la jefatura interina de la Brigada del Sur del Distrito de Camagüey, con el grado de Coronel.

En la relación de las principales acciones bélicas en las que participara, además de las mencionadas sobresalen en octubre 1871, en del San Carlos, el día 5 y el de las inmediaciones de la finca La Matilde, el día 20, y para finales de ese año ataca una columna enemiga en el lugar conocido como Hato Viejo o Jobo Dulce.

El 8 de marzo de 1872, durante un enfrentamiento al batallón español de San Quintín cae atravesado por un balazo que le provoca la muerte instantánea mientras cubría la retaguardia en el combate de San José del Chorrillo.

En su descripción imaginada sobre lo acontecido el 10 de abril de 1869 en la Asamblea de Guíamaro, nuestro Héroe Nacional señaló: “ … Pasa Eduardo Agramonte, bello y bueno, llevándose las almas…”