El premio por la obra de la vida a reconocidos periodistas de la provincia de Matanzas, lleva el nombre de Bonifacio Byrne (Matanzas, 1861-1936), la casa de Cultura del barrio de Pueblo Nuevo, hace honor al bardo, y en la plaza de la bandera, sus versos renacen cada día al amanecer.

Reconocido universalmente por el poema a la enseña nacional cubana, escrito en 1899 cuando regresaba a La Habana después del exilio, Byrne dejó expresado patriotismo y sentimientos independentistas, cualidades que le acompañarían siempre.

En Matanzas, además de desarrollar actividades literarias, ejerció el periodismo en las publicaciones La Mañana y La juventud liberal, y por sus versos ante el fusilamiento de Domingo Mújica, por conspirar contra la metrópoli, tuvo que abandonar Cuba rumbo a la Florida, Estados Unidos.

Tal vez la obra de Bonifacio Byrne Puñales no constituya hoy gran objeto de estudio y se reconozca más por su poema emblemático Mi Bandera; pero fue hombre adelantado de ideas justas y pluma rebelde en aras de la libertad.

En la Casa de Cultura que perpetúa su memoria, varias generaciones de artistas promueven el arte, niños de escuelas cercanas acuden a talleres de creación literaria, de artes plásticas o escénicas, una manera de salvar el legado de aquel hombre que hizo de las letras un sacerdocio.

Hijo de una ciudad que acunó a renombrados intelectuales y que atesora verdadero patrimonio intangible, Byrne es también recordado en una céntrica calle que nace casi junto al río San Juan y se empina más allá de la zona alta de la urbe.

Mi Bandera, con el mensaje independentista y la épica que encierra, se repite de memoria por varias generaciones, y sus estrofas quedaron incrustadas en piedra en la plaza donde cada día cuando sale el sol, se iza reluciente, ella sola, como enseña tricolor.

  Cada tres de marzo se celebra en el archipiélago cubano el Día del Poeta, lo cual coincide con el día que nació Byrne el llamado “poeta de la guerra” y el más alto relieve de transición entre el romanticismo y el movimiento modernista de la América española.

  En la propia localidad donde vio la luz por vez primera, partió de la vida el cinco de julio de 1936.

  El cariño de sus coterráneos, demostrado en innumerables ocasiones, alcanzó la cúspide cuando fue declarado Hijo eminente de Matanzas.

  Por estos días, tanto en la otrora casona colonial de la calle de Santa Rita, en Pueblo Nuevo, y la de Contreras, entre Compostela y San Carlos, en la zona alta de la urbe, fulgurarán las tarjas dedicadas a su memoria, se recitarán sus versos en las escuelas y los periodistas volverán a escribir sobre el patriota que colaboró también con el periódico Patria, fundado por José Martí.

 En la plaza de la Bandera, al salir el sol, el recuerdo de Byrne acompañará la cotidianeidad matancera, alguien dejará una flor donde se lee su nombre y echará a andar por la empinada calle…

Mi Bandera

Al volver de distante ribera,
con el alma enlutada y sombría,
afanoso busqué mi bandera
¡y otra he visto además de la mía!

¿Dónde está mi bandera cubana,
la bandera más bella que existe?
¡Desde el buque la vi esta mañana,
y no he visto una cosa más triste... !

Con la fe de las almas austeras,
hoy sostengo con honda energía,
que no deben flotar dos banderas
donde basta con una: ¡la mía!

En los campos que hoy son un osario
vio a los bravos batiéndose juntos,
y ella ha sido el honroso sudario
de los pobres guerreros difuntos.

Orgullosa lució en la pelea,
sin pueril y romántico alarde;
¡al cubano que en ella no crea
se le debe azotar por cobarde!

En el fondo de obscuras prisiones
no escuchó ni la queja más leve,
y sus huellas en otras regiones
son letreros de luz en la nieve...

¿No la veís? Mi bandera es aquella
que no ha sido jamás mercenaria,
y en la cual resplandece una estrella,
con más luz cuando más solitaria.

Del destierro en el alma la traje
entre tantos recuerdos dispersos,
y he sabido rendirle homenaje
al hacerla flotar en mis versos.

Aunque lánguida y triste tremola,
mi ambición es que el Sol, con su lumbre,
la ilumine a ella sola, ¡a ella sola!
en el llano, en el mar y en la cumbre.

Si deshecha en menudos pedazos
llega a ser mi bandera algún día...
¡nuestros muertos alzando los brazos
la sabrán defender todavía!...