Camagüey.- “Hace mucho tiempo que llevo en el pensamiento un libro sobre Martí... tanto lo he pensado, tanto lo he amado que me parece un viejo libro leído en la adolescencia”, por eso Julio Antonio Mella escribió sus Glosas al pensamiento martiano, para con ellas consolidar un ideario político consecuente con los preceptos de nuestro Héroe Nacional.

Justamente, el mismo día que ocho años después Martí y Máximo Gómez firmaran en Santo Domingo el histórico Manifiesto de Montecristi nacía quien trascendió como el más relevante líder estudiantil comunista de su época.

Tal fue la intimidad de Mella con Martí, que pocos como él tuvieron entonces una comprensión cabal del necesario vínculo con la clase obrera, con los humildes, con la emergente burguesía criolla... con todos, y juntos, luchar por la independencia de Cuba, para la dirección revolucionaria de un único partido.

No por gusto en 1923, junto a otros compañeros, fundó el grupo Renovación para estudiar el marxismo; dirige el Primer Congreso Nacional Revolucionario de Estudiantes que acuerda crear la Universidad Popular José Martí y demanda el establecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y la Unión Soviética. Funda las revistas Alma Máter, Juventud.

Levantó su voz para denunciar ante el mundo las raíces de la dependencia latinoamericana al imperialismo, y a su vez, actuó de manera firme y revolucionaria por eliminar por todos los medios posibles el sistema capitalista y llegar al comunismo.

Y es que el joven luchador llevaba en su corazón y en cada una de sus acciones el magisterio de nuestro Héroe Nacional, y bajos los preceptos del programa de la Revolución y la concepción de la creación de un solo Partido, el Partido Revolucionario Cubano, se lanza a los sindicatos y talleres en busca del cimientos para la Revolución verdadera y funda en 1925 el Partido Comunista de Cuba.

Fue en 1895 en el Partido Revolucionario Cubano a Cuba, como realmente se titula el Manifiesto suscrito en Montecristi, donde se define a la Guerra Necesaria, generosa y breve como (...) la demostración solemne de la voluntad de un país harto probado en la guerra anterior para lanzarse a la ligera en un conflicto solo terminable por la victoria o el sepulcro, sin causas bastante profundas para sobreponerse a las cobardías humanas y a sus varios disfraces (...)

“José Martí... luchaba por Cuba – escribió Mella en diciembre de 1926- pero jamás ignoró el carácter internacional de la lucha revolucionaria... Tuvo, sin duda, el concepto del internacionalismo... que significa en primer término, liberación nacional del yugo extranjero imperialista y, conjuntamente, solidaridad, unión estrecha con los oprimidos de las demás naciones...”

Porque Mella, al ser internacionalista forjado en el ideario martiano antimperialista, solidificó la ideología marxista leninista, porque transitando por Martí junto al fuego de la Revolución del 95, tuvo la oportunidad de unirlo al esplendor de la Revolución de Octubre.

Son Martí y Mella simientes y fuerzas motrices que guiaron a Fidel Castro hacia la formación del Partido Comunista de Cuba martiano y marxista leninista.