En una entrevista concedida a este periodista de Adelante, al cumplirse el aniversario 30 de la victoria de Girón, José Ramón Fernández Álvarez, aseguró que los enemigos no se daban cuenta de que la Revolución estaba enraizada profundamente en el pueblo.

No calcularon que fueron concretándose las medidas de beneficio popular, que crecía el liderazgo de Fidel y que, en definitiva, el triunfante proceso constituía un sistema diferente al que tenían acostumbrados a los cubanos los viejos politiqueros de la época.

El actual asesor del presidente cubano Raúl Castro manifestó en aquella ocasión que lanzaron contra el país “la fuerza más formidable que, según mis conocimientos hayan preparado nunca en un movimiento secreto, sin expresar con anterioridad su apoyo a la invasión, acción que organizaron, pagaron, armaron, equiparon, estimularon, asesoraron y, hasta el último momento, pretendieron convertir en victoria”.

Vale recordar que Fernández dirigió la primera fuerza que llegó a aquella zona de la región Jagüey-Australia-Playa Larga y que el hecho de estar allí, en el escenario de combate le permitió sentirse conmovido e impresionado por varios hechos.

El primero, de que un pueblo valiente estaba dispuesto a luchar y a dar su sangre por aquello en que creía; la sabia dirección de Fidel y su presencia física en el lugar de los acontecimientos durante la mayor parte que duró la lucha, en lugares riesgosos y unió a ello, otro elemento más.

Reconoció la evaluación que supo hacer el Comandante en Jefe de la situación en el terreno de las maniobras del enemigo y acerca del uso de las fuerzas y medios de los revolucionarios, de modo conveniente, para lograr la derrota de los mercenarios.

“La tercera impresión es de orden negativo: es la de los mercenarios. Pensé que iban a luchar con más valor, más coraje, más tenacidad, pero considerándolo bien jugó un papel importante el factor moral”, no estaban dispuesto a dar su vida por una causa en la que creyeran, sino que trababan de recuperar sus prebendas y privilegios.

El desempeño protagónico de los jóvenes en las arenas de Girón con sus Cuatro Bocas o sus cañones antiaéreos de 37 milímetros estuvieron en el contexto de la conversación, y trayendo al presente a la generación actual, estimó que la juventud está consciente de lo que le antecedió en la lucha para proteger a sus hijos y a los que están por nacer y la firmeza de coraje a mostrar para la victoria.

Los años han transcurrido y José Ramón Fernández no cede un ápice de revolucionario y que mientras viva, el lugar que se le considere más útil que él pueda desempeñar fuera con las armas en las manos frente al enemigo.

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