Uno de ellos es el cubano Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, abogado,  terrateniente, poeta, actor, promotor cultural, periodista, narrador, ajedrecista, cazador, traductor, pleitista y líder político, figura cimera de su generación, y líder e iniciador, con las ideas y las armas, de la primera guerra por la liberación del país.

Nació en la ciudad de Bayamo, hace 196 años, el 18 de abril de 1819, y murió combatiendo, en la Sierra Maestra, contra una tropa española, el 27 de febrero de 1874.

Fue, a no dudarlo, un maestro del patriotismo, y lo demostró al enfrentar, con gallardía y limpieza ejemplares, a los colonialistas españoles, a los esclavistas cubanos, y a no pocos coterráneos independentistas, equivocados en las maneras que proponían para conseguir el objetivo.

Tuvo la grandeza de proclamar la independencia absoluta de la Patria, liberar a sus esclavos, invitarlos a combatir por la soberanía nacional y exponer una línea de pensamiento político-militar donde todas las acciones debían supeditarse al propósito inmediato, derrotar al enemigo.

El magisterio patriótico del Iniciador se puso de manifiesto, especialmente, cuando, destituido del cargo de presidente de la República de Cuba en Armas, aceptó la discutible decisión de la Cámara, para evitar una guerra entre cubanos.

Era lógico que, en la primera manifestación verdaderamente nacional y trascendental de un pueblo, sus líderes mostraran limitaciones, incomprensiones, contradicciones y equivocaciones, como lógico es que los

propagandistas y escritores de hoy divulguen el hecho de que la historia le concedió la razón a Céspedes en la mayoría de los asuntos esenciales.

La cultura, el valor y la fe, lo situaron en la vanguardia de la generación que convertiría en hechos los postulados del independentismo, la concepción más progresista del siglo XIX en el país.

Rafael Acosta de Arriba, doctor en Ciencias Históricas, recuerda que el independentismo comenzó con el avanzado pensamiento de Félix Varela;  Céspedes lo desarrolló al darle formulación republicana en el fragor de la lucha, y Martí lo culminó como expresión antimperialista del pensamiento político cubano.

El investigador agrega que “el independentismo de nuevo tipo, que surgió y se desarrolló con el pensamiento de Carlos Manuel de Céspedes, fue el conjunto de ideas en torno a lograr la independencia de Cuba, sin condiciones, mediante la lucha armada contra el colonialismo español, con la abolición de la esclavitud como su primera e insoslayable tarea en el orden político social y con la instauración de una república democrático burguesa como proyecto nacional.”

Añade que, "para lograr en el orden práctico esos fines, fundó el cuerpo armado mambí, contribuyó de forma fundamental a la unidad de los patriotas y, creados los órganos representativos de la República en Armas, fue el más legítimo defensor de los principios jurídicos que la sustentaron."

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