El 7 de diciembre de 1896 cayó combatiendo en San Pedro, en La Habana, el Lugarteniente General Antonio Maceo, de quien años antes José Martí dijo : “Y hay que poner asunto a lo que dice, porque Maceo tiene en la mente tanta fuerza como en el brazo. (…) Firme es su pensamiento y armonioso, como las líneas de su cráneo (…)

En la imagen de Martí, estuvo presente el Maceo antiimperialista quien en su respuesta a alguien que advirtió sobre la intervención estadounidense en Cuba con fines imperialistas, afirmó: "Creo, joven, aunque me parece imposible, que éste sería el único caso en el que tal vez estaría yo al lado de los españoles".

También le escribió a un amigo: “Tampoco espero nada de los americanos; todo debemos fiarlo a nuestros esfuerzos; mejor es subir o caer sin ayuda que contraer deudas de gratitud con un vecino tan poderoso”.

En 1884 todavía la independencia de su Patria era solo un proyecto distante pero en carta al patriota cubano Anselmo Valdés aseguró:

"…Cuando Cuba sea independiente solicitaré permiso para hacer la libertad de Puerto Rico, pues no me gustaría entregar la espada dejando esclava esa porción de América".

Su concepción antirracista y el odio de la esclavitud fueron principios que lo acompañaron toda su vida, y por los cuales también se opuso al Pacto del Zanjón y encabezó la Protesta de Baraguá al final de la Guerra de los Diez Años en 1878, en la que proclamó su decisión de continuar la lucha hasta lograr la independencia.

Sin embargo, ese fatídico 7 de diciembre las balas hispanas lejos de acabar con las doctrinas y ejemplo de Antonio, las hicieron ideales imperecederos del pueblo cubano que guiaron las nuevas campañas de redención durante más de medio siglo de lucha durante la falsa república hasta la victoria definitiva alcanzada con la Revolución el primero de enero de 1959.

El tradicional homenaje a Maceo y su ayudante Panchito Gómez Toro, quien cayó en esa luctuosa jornada junto al Titán de Bronce, acompaña a las nuevas tradiciones combativas cubanas y se engrandeció al honrar a los más de 2 000 cubanos caídos en las gestas internacionalistas con la culminación de la Operación Tributo el 7 de diciembre de 1989, cuando fueron trasladados a Cuba los restos de los combatientes internacionalistas muertos en Angola, Etiopía, Nicaragua y otros escenarios.

Ese histórico día les dieron sepultura en todo el país a más de 2 000 cubanos, a los que al decir de Fidel -en palabras expresadas en esa ocasión- combatieron al colonialismo, el racismo y el neocolonialismo, contra el cual también se alzó el machete de Maceo y la fuerza de su pensamiento.

Desde entonces el legado de Maceo tomaba más vigencia que nunca ante una época de difíciles retos para la Revolución cubana, en una etapa que al parecer se imponía para los revolucionarios del mundo un nuevo Pacto del Zanjón por la desaparición del socialismo europeo y de la URSS, posteriormente.

Hoy de nuevo, la Patria se enfrenta a la amenaza multiplicada del imperio con su implacable bloqueo y las llamadas guerras de cuarta generación aplicadas dentro de la crisis mundial por la pandemia de la Covid-19, pero también, como en el pasado, el Titán de Bronce cabalga de nuevo entre su pueblo y llama a un eterno Baraguá.