El 28 de julio de 1954 nació en Sabaneta de Barinas, Venezuela, Hugo Chávez Frías, uno de los líderes revolucionarios latinoamericanos más importantes de la historia.

Su  madre, Elena Frías, lo trajo al mundo solo acompañada por la partera, y según el niño fue creciendo gustaba de escuchar las historias narradas por su abuela sobre los héroes de la independencia y acerca  de quienes se enfrentaron a las injusticias de los gobiernos dictatoriales que precedieron a la fundación de la República venezolana, que tuvo muy poco del ideal bolivariano y mucho del nuevo colonialismo  que Estados Unidos y algunas potencias europeas preconizaban en América Latina, gracias a serviles oligarquías criollas.

En sus primeros años, en ese ambiente donde se  exaltaban tradiciones y leyendas al compás de la voz pausada de su abuela paterna Rosa Inés, conoció de las hazañas del General Páez y sus caballerías de llaneros que con sus lanzas hacían saltar por los aires a los mejores jinetes  del ejército español,  o de las guerrillas de Maisanta,  sublevadas contra  la dictadura de  Juan Vicente Gómez .

Al decir del propio Chávez, fue  ella quien lo intuyó y lo aconsejó en su difícil camino de militar y revolucionario y predijo con exactitud el  curso de su vida con apenas 21 años.    Egresado de la academia militar con los  grados de subteniente tuvo un  desarrollo en ascenso que lo llevó a fundar en 1982, dentro del ejército,  el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR200) al frente del cual inició otro intento por tomar el cielo por asalto  el cuatro de febrero de 1992.

Ese día vistió su informe de campaña, tomó su fusil  y encabezó  una rebelión con fuerzas de los  comandos bajo su mando  en Maracaibo, Caracas, Valencia y Maracay, con el objetivo de asumir el poder e iniciar la transformación revolucionaria de su patria.

Aunque  el movimiento fracasó y fueron detenidos sus participantes, ese día el pueblo conoció por la televisión a aquel joven Teniente Coronel nombrado Hugo Chávez Frías, quien anunció   que “por ahora” no se habían logrado los objetivos del movimiento, por lo cual asumía toda la responsabilidad y pedía a sus compañeros que retornasen a los cuarteles.

La medida lejos de desprestigiar al líder revolucionario ganó el apoyo del pueblo y su popularidad no hizo más que incrementarse.  A su salida de la cárcel, gracias a la presión del pueblo contra el desacreditado  presidente Carlos Andrés Pérez,  se dedicó a construir un movimiento de masas .

En poco tiempo se convirtió en el candidato popular de las elecciones presidenciales del seis de diciembre de 1998 y obtuvo la victoria  con el  56,24 por ciento, a través de un proceso electoral transparente, limpio y ampliamente participativo  que iniciaría una tradición democrática demostrada por más de 20 escrutinios realizados y ganados en su inmensa mayoría  por el proyecto chavista.

La Revolución Bolivariana  cambiaría para siempre el  gris contexto político de la región al derrotar la ofensiva neoliberal y demostrar ante  la crisis de la izquierda, golpeada por la desaparición de la URSS y sus aliados del socialismo europeo, que los caminos de profunda transformación  social  mantienen su  vigencia y esperanza para los oprimidos del mundo.

Fue  el mejor amigo que el pueblo cubano haya tenido en toda su historia, como lo definió el líder Fidel Castro, y un extraordinario puntal de la integración y solidaridad  latinoamericanas,  por lo que enfrentó  con éxito desde el inicio las agresiones desestabilizadoras y  económicas  del imperialismo yanqui y sus aliados oligárquicos del patio.   

 En el 2011 se le diagnosticó una enfermedad cancerosa, demasiado oportuna para los intereses del imperialismo estadounidense, pero con extraordinaria entereza y valentía se sobrepuso y dedicó sus últimas energías  para junto con el movimiento bolivariano  ganar  las elecciones presidenciales   el siete de octubre de 2012 con vistas al período 2013-2019,  aunque falleció el  cinco de marzo de 2013.

Hoy la patria de Hugo Chávez enfrenta una ofensiva encabezada por el gobierno de EE.UU., sus cipayos  y los medios de información de derecha  que alientan a  una minoría terrorista interna, a quienes  les espera la derrota  bajo los seguidores del Eterno Comandante, aquel niño pobre de Sabaneta que soñaba con tener un fusil en sus manos para igualarse a los héroes  míticos de su  abuela Rosa Inés.