SIERRA DE CUBITAS, CAMAGÜEY.- “Estoy triste porque Fidel era muy bueno con los niños y parecía un gigante”, dijo a Adelante.cu el pequeño de 8 años Marcos Sánchez, quien acompañaba en el llanto a su abuelita Marta.

Esta imagen de dolor se multiplicaba entre la gente de Sierra de Cubitas, municipio donde el Comandante en Jefe conquistó el corazón de cada campesino, de cada obrero. Ahí se habilitaron 22 mesas para que todos pudieran firmar su compromiso de cumplir el concepto de Revolución que Fidel nos legó el primero de mayo del 2000.

En el momento en que este equipo arribó a la casa de cultura de Sola, más de 5 mil personas habían pasado frente a la imagen del líder histórico de la Revolución cubana, y otras miles se congregaban en las calles a la espera de su turno. “No importa el tiempo que tengamos que esperar, ni el sol ni nada, a Fidel no se le puede fallar”, nos dijo la abuela Marta.

Se espera que por los puntos de firma diseminados en comunidades como La Filial, Pakinhouse y Sola pasen al menos 15000 de los 18700 habitantes del municipio.

Después de terminar su turno en la guardia de honor el joven médico de la familia Yoan Pérez Jorge confesó que “han sido los minutos más emocionantes de mi carrera, hoy he tenido la oportunidad de custodiar su imagen guerrillera. Yo le tengo que agradecer mi educación y mi condición de profesional de la salud, ojalá que pueda ver desde la eternidad que sus médicos estamos firmes a su lado como siempre”.

Es un sentir compartido. Nadie quiere ausentarse a este simbólica despedida: “este es un pueblo fidelista. Varias veces lo vimos caminar por esta tierra colorada para impulsar la agricultura y preocuparse por nuestras condiciones de vida”, rememoró el trabajador por cuenta propia Humberto Rodríguez Morales. Y, confiesa, le parece tenerlo allí de vuelta: "Se le siente tan presente hoy que por momentos me perece ver, entre esta gente pequeña, al hombre más valioso de este país, a ese gigante nuestro".