CAMAGÜEY.- Los camagüeyanos y camagüeyanas amanecieron antes que Camagüey.

Cuando el sol se despertó ya las banderas ondeaban en toda la llanura nuestra. Fidel es una constante en estos días, los rostros, los pulovers, las flores todas son para él.

El joven traía en el pecho su imagen, la anciana tomaba fotos de los estandartes, el General de Brigada aguantaba las lágrimas por eso de que los hombres no lloran, y un estudiante no dejaba de nombrarlo.

Yo cantaba a Silvio para no pensar, oía a Camilo jurar que ni en la pelota le iba en contra, me llenaba el pecho oyendo la voz del barbudo mayor leyendo la carta de despedida del Che, y entonces volvía sobre las palabras de este cuando decía que esta obra ya había empezado a andar.... y llegando al word para escribir las primeras líneas, Carlos Puebla me decía al oído: "llegó el Comandante y mandó a parar".