CAMAGÜEY.- Los agoreros al servicio del imperialismo cifraron sus esperanzas, de que con la renuncia de Fidel como Primer Ministro — hace sesenta años— la Revolución se iba a pique, flagelada por la campaña de difamación contra el comunismo, orquestada desde  Estados Unidos y asumida por el entonces presidente de la República, Manuel Urrutia Lleó.

Los jóvenes que no vivieron aquella época deben saber las vicisitudes afrontadas por la Revolución desde el mismo ascenso al poder para ejercer el mandato  soberano, en nombre y a favor del pueblo cubano, sometido durante décadas a la más cruel explotación y desigualdades sociales.

No es posible poner en dudas la necesidad de que Fidel, cuarenta y siete días después de descender al llano desde las rebeldes montañas, asumiera el 16 de febrero el cargo de Primer Ministro a solicitud de sus compañeros e imprimiera un nuevo estilo y un sobresaliente impulso a las tareas del Gobierno Revolucionario.

Pero la vida demostró que Urrutia, quien ocupó  la primera magistratura de enero a julio de 1959, se había convertido en  un freno, en un estorbo para la ejecución de proyectos revolucionarios, atacados desde adentro y azuzados por los dictadores de la región, Anastasio Somoza, de Nicaragua y Rafael Leonidas Trujillo, de República Dominicana.

Abogado de profesión, alcanzó celebridad cuando emitió un voto particular absolutorio en la Causa 67 que se seguía contra los revolucionarios alzados el 30 de noviembre y los expedicionarios del yate Granma, actitud que le mereció la propuesta de la dirección del Movimiento 26 de Julio para ocupar la presidencia provisional, la que se concretaría en la madrugada del 2 de enero de 1959 en Santiago de Cuba.

Las contradicciones con el Primer Ministro se hicieron más evidentes durante la promulgación de la Ley de Reforma Agraria, a la sazón de solicitar unas prolongadas vacaciones para no verse comprometido con los hacendados y ganaderos afectados por la medida y, además, no admitir la rebaja salarial, propuesta por Fidel para los ministros.

El clímax ocurrió el 13 de julio. Urrutia ofreció una entrevista desde su despacho en el Palacio so pretexto de hablar de la traición de Pedro Luis Díaz Lanz, quien fuera jefe de la Fuerza Aérea Revolucionaria de Cuba y tomó el camino de la Florida.

En esa oportunidad arremetió contra el comunismo y no defendió a la Revolución, postura que le hizo perder la confianza del pueblo, pero la genialidad de Fidel surtiría efecto. En la madrugada del 17 de julio de 1959 informa al director del periódico Revolución, la decisión para hacerlo público en ese medio de difusión.El mismo día en la primera página apareció un titular de dos palabras: Renuncia Fidel, e inmediatamente debajo del subtítulo: Explicará hoy al pueblo los motivos de su decisión.La reacción firme del pueblo no se hizo esperar, también del estudiantado.

Los ómnibus llevaban letreros: “Fuera los traidores del gobierno” como inolvidables resultaron las imágenes que se producían alrededor del Palacio Presidencial. El pueblo con carteles: “Fidel contigo hasta la muerte”.En horas tempranas de esa mañana, el Partido Socialista Popular  y el Ejecutivo Nacional del Directorio Revolucionario 13 de Marzo emitieron sendos llamamientos pidiéndole a Fidel que no renunciara, muestra de que la unidad es el arma que dignifica a los cubanos en momentos de crisis.

A las ocho de la noche compareció en la Televisión y lo primero que aclaró, que el pueblo no debía de preocuparse en absoluto por el destino de la Revolución.

“No he dado ni daré un solo paso  en mi vida que no tiende única y exclusivamente a servir a esta causa que con tanta lealtad y tanto interés hemos venido defendiendo… A la Revolución no renuncio ni renunciaré jamás”.

Fue una muestra de su vocación y confianza en el pueblo y lo cumplió hasta el día en que su corazón dejó de latir.

La presidencia de la República en sustitución de Urrutia  la asumió Osvaldo Dórticos Torrado, considerado un próspero abogado, inteligente y competente, Él integró el primer Gobierno Revolucionario en enero de 1959 como Ministro de Ponencias y Estudio de Leyes Revolucionarias con un expediente  profesional destacado y una activa presencia en la lucha contra la dictadura batistiana.

Luego de la promulgación de la Constitución Socialista de 1976 cesó en el cargo y fue nombrado Vicepresidente del Consejo de Ministros, responsabilidad que ocupó hasta el momento de su muerte.

Para los habitantes de la provincia de Granma constituye un tremendo honor la celebración de los festejos por el 26 de Julio de este 2019, porque un día como ese, pero de 1959, en la Plaza Cívica, convertida con los años en la Plaza de la Revolución José Martí cumplió el mandato del pueblo y reasumió el cargo de Primer Ministro.