CAMAGÜEY.- Por aquella época el Circuito Norte que venía desde Cunagua y cruzaba las márgenes del río Caonao, por entre los bateyes cañeros de Santo Domingo y La Caridad, era un polvoriento terraplén rojipardo que para las temporadas de lluvia se transformaba en un tormentoso carril de zanjones y lagunatos inundados. Desde la región de Morón el camino bajaba hacia el sureste enrumbando por Tabor y Caonao hasta cruzar de uno a otro lado el poblado de Esmeralda y seguir muchos kilómetros por la llanura costera rumbo a Sola.

En septiembre de 1966 el Comandante en Jefe extendió su recorrido por las áreas cañeras del norte de la provincia vinculadas a los entonces centrales Cunagua (Bolivia), Violeta (Primero de Enero), y Enrique Varona (Falla), por lo que no le quedó otra alternativa que continuar viaje por el circuito hacia Camagüey.

En la tarde del día 8 Fidel decide hacer campamento en la loma de Cunagua, elevación boscosa de 323 metros de altura situada a 12 kilómetros de Morón. De aquel momento el testigo excepcional, Oriel Trujillo Prieto, periodista y uno de los timoneles emblemáticos de Adelante, guarda memorias hasta ahora no contadas, pero jamás olvidadas.

“En mayo de 1966 comencé a trabajar como corresponsal del periódico Adelante en Esmeralda. Imagínate, un corresponsal de campo en un pueblito ahí perdido, sin saber nada de periodismo y forjándome a pie de obra como se hacía entonces, pues lo que tenía era solo un octavo grado bien aprobado y conocimientos de fotografía.

“El día de la visita de Fidel llego como de costumbre al local del Partido por la mañana y noto un movimiento raro. Había gente extraña. Un entra y sale más agitado.

Fotocopia: Otilio Rivero Delgado/AdelanteFotocopia: Otilio Rivero Delgado/AdelanteEntonces empiezo a averiguar qué pasaba. Alguien me dice que Fidel iba a hacer un recorrido por esa zona y que me mantuviera por allí para ver si se podía mandar la información al periódico.

“Por la noche sigo ahí, firme, sin que pasara nada más, pero ya tarde llegan al lugar altos oficiales de las Far y Félix Canino,que era el Segundo Secretario del Partido en el territorio, me da la tarea de orientarlos, de llevarlos hasta la loma de Cunagua.

“Cuando llegamos a ese lugar, que está lejísimo, yo me quedé en la base de la loma, en una pequeña comunidad, para esperar a ver qué pasaba. De entre lo que oí que se conversó recuerdo que Fidel orientó sembrar en Cunagua el café Caturra.

“Temprano por la mañana Fidel bajó y como había muchos campesinos esperándolo, desde el jeep les habló a algunos de ellos y después salimos por el Circuito Norte que era un terraplén malo.

Recuerdo que la caravana se encontró con un carro viejo, un almendrón americano que se había roto en medio del camino. Fidel, que venía delante, se detiene e inmediatamente los carros de la escolta revisan y le dicen al Comandante lo que pasa; el auto necesita que lo empujen. Y fue el propio jeep de Fidel el que lo ayudó a arrancar. Pienso que a lo mejor la gente del almendrón ni siquiera imaginó que allí iba él”.

Cruzó luego la comitiva por el entronque a Jaronú, pasó por la Siguanea que es un lugar cenagoso donde hizo proyectos para sembrar arroz aprovechando varios canales de los arroyos de Aguas Verdes a cargo de drenar toda esa zona baja. Si guió por el Circuito hasta el entronque que dos kilómetros al sur lleva a Lombillo, primer pueblo liberado por el Ejército Rebelde en noviembre de 1958. Continuó hasta el crucero del ferrocarril cañero cerca de la colonia de Cubita Maduro y bajó en busca del flanco norte de la Sierra de Cubitas, por San Liborio, San Antonio Dumendigo, sabana de Sanjoniche y el Pozo de los Guerra hasta alcanzar Pozo de Vilató. Había transitado casi 55 kilómetros y le faltaban otros 50 para llegar a la ciudad de Camagüey.

“En Brasil Fidel se detuvo interesado en recorrer unos platanales, afectados por una plaga, y que en esos momentos eran limpiados por movilizados de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP). Revisó los surcos y las plantaciones que estaban en mal estado y luego seguimos. Eso fue al atardecer del 9 de septiembre, así que a Pozo de Vilató debimos entrar sobre las cinco de la tarde, más o menos. En ese caserío, aislado al centro de la Sierra de Cubitas, iba a hacer noche.

 “Bueno, llegar Fidel y comenzar a concentrarse el pueblo fue lo mismo. Alguien le dice que para la comida traerán un carnero, pero él dice que no, que si no habría forma de comer unas yuquitas o unas malanguitas. A la media hora varios campesinos colocaron buena cantidad de yucas, malangas y otras viandas bajo una mata de mango. Esa fue la comida.

“El campamento se instaló en una escuelita de tablas y guano, muy modesta, a la entrada de Pozo de Vilató. Allí mismo Fidel dio lo que yo considero una conferencia magistral sobre agricultura y desarrollo, donde incluyó los fertilizantes. Ya tarde armó una hamaca dentro y se fue a dormir.

Nosotros regresamos a Esmeralda, me senté a preparar la información y se la ‘tiré’por teléfono a Aurelio Arteaga Marín, que era el Jefe de Información de Adelante. Entonces, él me pregunta si aquello estaba aprobado para su publicación. Yo le digo que sí. Al otro día salió publicada en primera plana con una foto de Fidel de archivo.

“En enero de 1967, me seleccionaron para estudiar Periodismo en un curso que se impartía en la Escuela Superior del Partido Ñico López. Cuando regresé, en noviembre de 1969, me incorporé en Camagüey como reportero de Adelante vinculado al Centro de Información, y al terminar la zafra de 1970 pasé completamente al periódico”.

Oriel Trujillo fue Jefe de Información desde ese año hasta 1972; subdirector por diez años y de nuevo Jefe de Información hasta su jubilación, que no fue retiro en el 2011.

 “¿Lo más imborrable de aquel encuentro con Fidel? Pues mira, fue algo muy serio, porque yo era un guajirito de Esmeralda y encontrarme junto a esa personalidad, de una forma impensada resultó algo tremendo, porque cuando ese día me levanté lo menos que pensaba era que iba a recibir una sorpresa como aquella. Eso no hay quien lo olvide”.