CAMAGÜEY.- “Hablar de Fidel es una enorme responsabilidad. Con modestia encaro el privilegio que tuve, por mi trabajo en el Partido, de coincidir en tiempo y espacio con él. Ese es el honor más grande de mi vida, el haber compartido sueños y realidades junto al Comandante y estar al lado suyo en la construcción de una sociedad más justa”.

Así inició el diálogo ese convencido fidelista que es Manuel Chaos Piedra. Un hombre que llegó al Camagüey desde Las Villas hace 50 años con el orgullo de haber sido fundador del Ejército del Centro, combatiente de la clandestinidad y de la Lucha Contra Bandidos. Aquí, en tierras agramontinas, ocupó importantes responsabilidades en el Partido Comunista de Cuba y en el Ministerio del Turismo.

“Fidel era capaz de estar en lo estratégico y al mismo tiempo en lo micro táctico. Es increíble cómo precisaba con lujo de detalles cada idea, cada proyecto, cada obra. Es un paradigma para Cuba y para el mundo, nadie puede olvidar que con él al frente este archipiélago desafió y resistió a un enemigo 87 veces más grande, que fueron muchos los embates que enfrentamos, desde la nacionalización de las empresas y el éxodo de los profesionales hasta la caída del campo socialista, con el que perdimos de la noche a la mañana el 85 % de nuestro producto interno bruto”.

Son incontables las anécdotas que recuerda Chaos Piedra de las muchas ocasiones en las que trabajó al lado de Fidel en la provincia, las que salvó del inevitable olvido en las páginas de su libro Camagüeyano por complicidad histórica, el que pronto podrá estar de mano en mano gracias a la colaboración de la editora del Comité Central del Partido. Algunas de esas memorias compartió con Adelante.

ALLÍ ME AMANECIÓ SOMETIDO A UN RIGUROSO EXAMEN ORAL…

“En Guáimaro, en la madrugada del 13 de julio de 1971, habíamos culminado un recorrido por la región y llegamos a una finca que se llama La Luisa, donde pernoctaríamos.

“Nos pusimos a ver una película con un proyector de 16 milímetros y da la casualidad que el último rollo no apareció. Cuando le dije al Comandante me respondió: ‘No importa, no estaba tan buena, así podemos conversar’. Allí me amaneció sometido a un riguroso examen oral que me llevó a la conclusión de estar pagando el precio por mi ignorancia. Me preguntó de todo: del costo de la urea, del pasto, del pastoreo, de esto y de lo otro. Nunca olvidaré el nombre de la película: Paso sobre el Drina”.

SE SENTÍA FELIZ… ÉL EN CAMAGÜEY

“El día antes del acto en la Plaza de la Revolución Ignacio Agramonte, el 25 de julio de 1989, lo acompañé al entonces Instituto de Ciencias Médicas, hoy Universidad Carlos J. Finlay, allí recuerdo que el Comandante dijo: ‘Me siento contento cada vez que vengo a Camagüey’, eran aproximadamente las 4:30 p.m. y ya veníamos de un recorrido por Sibanicú, Najasa y del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología. Entonces le explicaron las dificultades afrontadas por los estudiantes, los que habían aportado 67 000 horas de trabajo voluntario en la obra, y reflexionó con los presentes. ‘Espero que las incomodidades que tuvieron para estudiar los convierta en médicos mejor preparados’.

“Él aquí se sentía feliz, lo escribió en una ocasión: ‘Los que creen que la Revolución pierde el entusiasmo con el tiempo, que vengan aquí a Camagüey para que vean el entusiasmo de este pueblo’”.

ESTUVO NADANDO…. LE FALTARON TRES MINUTOS PARA LAS DOS HORAS…

“El 8 de septiembre de 1989, Fidel asignó la primera brigada para el desarrollo turístico de la zona norte del territorio, para Cayo Cruz específicamente. Cuando eso ocurrió mandamos a algunos especialistas para allá a actualizar el plan de ordenamiento turístico. Los dos geógrafos y el arquitecto que fueron se quedaron en la única casa que había por todo aquello, la de Suncia y Manolo.

“Un buen día amanecimos con la noticia de que el Comandante iba para allá. En helicóptero nos fuimos, ya que era la única vía para llegar. Cuando arribamos donde estaba, él nos dijo que iba a revisar las playas, porque no se podían poner hoteles sin saber la calidad de las mismas. Entró al helicóptero y salió en short y con patas de rana, se metió en el agua y estuvo nadando en línea recta hasta un lugar llamado Punta Cocina. Le faltaron tres minutos para las dos horas.

“Cuando salió, mientras caminábamos le comenté que allí había ya especialistas, él rápidamente quiso ir. Recuerdo que andaba con una bata de baño color marrón, casi vino, y cuando Suncia vio a aquel hombre parado en la puerta de su casita, se quedó perpleja. Estuvimos con ellos cerca de dos horas.

“En su visión del desarrollo turístico estaba la preservación del ecosistema y del medio natural. Incluso en Cayo Sabinal dijo que la Comagna, comisión nacional del medio ambiente que se derivó luego en el Citma, debía haber venido con Cristóbal Colón para cuidar de nuestros recursos naturales.

“Al final del recorrido, ya cuando se iba, me pone la mano en el hombro y me dice: ‘Tú te percataste de la importancia que tiene este programa’, le digo que sí. Continuó: ‘No podemos desaprovechar toda la experiencia que tienes de las grandes inversiones de la provincia, sería bueno que atiendas esto también, ¿qué crees?’. Le respondí que para asumir esa responsabilidad tenía que vencer la ignorancia, porque yo no dominaba el tema, y ripostó: ‘Si es la ignorancia no te preocupes, porque todos tendremos que vencerla’. Así quedé nombrado como representante en la provincia de Osmany Cienfuegos Gorriarán, quien era secretario del Comité Ejecutivo, pues no existía el Ministerio de Turismo entonces”.

FIDEL ES IRREPETIBLE…

“Fidel era un hombre de una capacidad de trabajo y una energía inagotable. Él era un deportista y lo fue siempre, lo que le permitía rendir a quienes lo rodea-ban. Era capaz de trabajar horas y horas, dormía muy poco, era incansable.

“Mi generación aprendió muchas cosas de Fidel y una de ellas fue que el ser humano puede llegar tan lejos como lo intente. Tengo el altísimo honor de haber sido un soldado de sus ideas y haberlo acompañado en su empeño por convertir al extenso potrero que para algunos era el Camagüey en una provincia desarrollada. Yo pienso que nosotros los camagüeyanos tenemos una deuda histórica muy grande con él, y es mantenernos fieles a su legado, en todas las circunstancias, que hoy son muy difíciles y no lo podemos ignorar, pero no se puede sacar bandera blanca.

“Fidel es irrepetible… es irrepetible. Pasarán muchos años y su historia, sus virtudes y su ejemplo nos seguirán guiando, seguirán guiando a los cubanos del mañana”.