CAMAGÜEY.- Cuando la noticia salió en el periódico Adelante el 13 de marzo de 1987, ya Manuel había pasado el susto. No estaba en sus planes recibir un día antes a Fidel sin aviso, y mucho menos contestar todas sus preguntas. Hoy se ríe, pero aquella mañana fue diferente.

“Sabíamos que el Comandante estaba en Camagüey, pero nunca pensamos que viniese al municipio. Ese jueves había ido a la Dirección Municipal de Salud a buscar unos instrumentos de limpieza y escuché: ‘¡Fidel viene pa’ la clínica de Florida!’. Ahí mismo salí corriendo para allá, imagínate que yo era el inversionista de la obra y su futuro director”.

Manuel de Jesús Feria Kolb cuenta que la llegada de los carros fue “de película”. De uno de ellos se bajó el Presidente, acompañado de las máximas autoridades del Gobierno y el Partido Comunista de Cuba en el territorio. Del otro lado de la cerca ya se acumulaba el pueblo.

“Está muy buena la clínica”, dijo, y comenzó el recorrido. “Sus primeras preguntas se dirigieron sobre todo a la cantidad de trabajadores, y cómo estaba prevista la atención. Después se interesó por los dos salones para las intervenciones quirúrgicas y la central de esterilización. Él preguntando y yo respondiendo. Menos mal que a mí el nerviosismo me da por estar muy quieto.

“Ya íbamos por la mitad del segundo pasillo cuando se percató de que me había quedado detrás. Me tiró el brazo por encima del hombro y pensé: ‘Mi madre, ahora sí lo que me viene pa’rriba es mucho’. Sin embargo se preocupó por la labor al frente de la obra y lo que pensábamos hacer con el local de las prótesis”.

—¿Dónde ustedes van a poner el taller de prótesis?, indagó Fidel.

—Hay un local para hacerle unas pequeñas adaptaciones.

—¿Dónde van a ponerlo?, ¿al lado de la clínica?

—Está cerca.

—¿Y está hecho?

—Hecho no está.

—Vamos, rápido, que hay que brindarle un servicio rápido a la gente, porque eso es lo que más esperan de ustedes.

A los 27 días ya estaba hecho el laboratorio. Eso fue lo que les prometió a las personas que lo observaban en las afueras del lugar. La misma gente que después disfrutaría los beneficios.

En la nueva Clínica Estomatológica conoció además sobre el funcionamiento de la misma, sus equipos y el aumento considerable del servicio asistencial a más de 140 000 habitantes de Florida, Carlos Manuel de Céspedes y Esmeralda.

“La unidad, que antes era un comité militar, se encontraba en fase de terminación. Nos faltaban algunos detalles, pero teníamos ganas y un compromiso grande de echar pa’lante. Inspirados en él nos propusimos brindarle la mejor atención al pueblo. Y lo logramos, porque la clínica alcanzó por mucho tiempo la condición de Vanguardia Nacional”.

Con 72 años de edad, a Feria no se le olvida la fecha. Poca gente, dice, tiene la posibilidad de estar cerca de un hombre así, de ser testigo de su tamaño, inteligencia y preocupación por el bienestar de todos.

“Todavía no sé cómo estuve tan pausado delante de él. En el poco tiempo que tenía, entre sus interrogantes y mis respuestas, medité mucho lo que le iba a decir, y creo haber mantenido un intercambio productivo. No le explicaba a cualquiera. Le hablaba al Líder Histórico de la Revolución”.

A sus tres hijos y sus cuatro nietos Manuel les cuenta de las impresionantes manos de Fidel y les muestra las fotos de aquel 12 de marzo, cuando lo conoció. Ahora trabaja en la Dirección Municipal de Salud y allí lo van a buscar para conversar sobre su experiencia al lado del Comandante.

“Siempre hago referencia a la ética, a los valores y a la motivación mediante el ejemplo. Eso nos enseñó a todos y trato de que los jóvenes lo conozcan. Fidel tiene que vivir entre nosotros porque todo lo que tenemos es gracias a él. No puede ser de otra manera”.