Lo que la Historia de Cuba registra como epopeya del Moncada encabezada por quien organizó el homenaje mayor al Apóstol en el centenario de su natalicio, constituye un referente de obligatoriedad para el análisis de los sucesos patrios en torno a la lucha revolucionaria a partir de la segunda mitad de la centuria XX. Escapa a la casualidad, pues, el presente título.

La primera vez que tuvimos la oportunidad de ser la sede del Acto Central por la conmemoración-festejo del asalto a los cuarteles Guillermón Moncada y Carlos M. de Céspedes, fue el 26 de Julio de 1977, hace 40 años —entonces, se trataba del XXIV Aniversario de la efeméride. En esa ocasión, el Compañero Fidel pronunció un discurso en el que destacó cuánto se había materializado desde el triunfo revolucionario de 1959.

De esa oportunidad, apenas resalto cómo salió a relucir toda una obra socio-económica en la cual está la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz que cumple este año su primer medio siglo; y la alerta sobre la necesidad de cuidar “edificaciones que tienen un valor histórico y cultural muy grande” cuyo cumplimiento se convirtió en que Camagüey fuera proclamado Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Puntualmente, significo las siguientes palabras pronunciadas por el propio Fidel aquel 26 de Julio: “De modo que podemos decir que hoy Camagüey simboliza el espíritu revolucionario de trabajo y de lucha que reina en todo el país. ¡Eso sí constituye un homenaje digno a los que han caído! ¡No con palabras, sino con hechos!” —aunque aclara pasado unos minutos: “No quiero decir que todo esté bien ni mucho menos; motivos para quejarnos tendremos de sobra”. 

No obstante, justamente porque en los años siguientes cada generación de camagüeyanos/as protagonizó lo que le correspondía, el año 1989 se convirtió en la segunda ocasión en que Camagüey compartía con la máxima Dirección de la Revolución el Acto Central por los acontecimientos del histórico 26 de Julio —se cumplía el XXXVI aniversario del homenaje que la Generación del Centenario rindió al natalicio del Héroe Nacional de Cuba, José Martí.

De modo especial, de ese 26 de Julio subrayo que el entonces Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) expresó:

“Hace un poco más de dos años visitamos esta provincia durante varios días, recorrimos numerosos lugares […]”. “Motivado por el entusiasmo de esta provincia, por el nivel cultural y técnico que estaba adquiriendo, por el prestigio y la autoridad de nuestro Partido, les hablé a los camagüeyanos de importantes planes […]”.

“Le planteamos a la dirección del Partido de la provincia de Camagüey, la idea de convertir a Camagüey en un modelo de desarrollo para el Tercer Mundo y, en primer lugar, en un modelo de desarrollo en la producción alimenticia y también de desarrollo social”./ “Recordamos que por aquellos días exhortamos a la provincia a luchar por este 26 de julio y, algo más, a luchar por el derecho a ser sede del V Congreso del Partido”.

(Fidel también en esa oportunidad no solo previó la posibilidad real del derrumbe del socialismo con epicentro en la Unión Soviética sino igualmente que, aún en esas difíciles condiciones, nuestra Revolución seguiría su marcha indetenible. Y así ocurrió: Moscú sí creyó en lágrimas y se derrumbó lo que parecía un imposible, mientras que Cuba escribía lo que quizás sea la página más trascendental de su Historia).

Así, careció de eventualidad la tercera vez que el Buró Político del PCC acordó otorgarle a Camagüey la sede del Acto Central por el Día de la Rebeldía Nacional en el 2007, cual reflejo inequívoco de cómo el pueblo camagüeyano luchaba/lucha influidos por el mismo espíritu con que Agramonte se lanzó al rescate de Sanguily, arrebatándolo de las garras del colonialismo español —a la sazón, un mensaje a los desatinos del Plan Bush, el hijo.

Debe dejar de asombrar, pues, que el reposo transitorio de nuestro Líder Inmortal junto a El Mayor Ignacio Agramonte en la noche-madrugada del 1-2 de Diciembre de 2016 devino inyección descomunal de Patriotismo, de Revolución, de Socialismo para la inmensa mayoría de camagüeyanas y camagüeyanos; como tampoco ha de extrañar nuestro empuje actual y particular en aras de incrementar la producción de alimentos a la que en su momento él nos exhortó. Por tanto, ¡el Eterno Fidel enriquecerá por Siempre a Camagüey! —un mensaje a los desatinos de Donald Trump.

*Presidente de la Cátedra Honorífica de Estudio del Pensamiento y Obra de Fidel Castro Ruz en la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz