La foto se localiza en la página 234 de este libro de la Fundación de la Naturaleza y el Hombre, publicado en 1998.La foto se localiza en la página 234 de este libro de la Fundación de la Naturaleza y el Hombre, publicado en 1998.CAMAGÜEY.- Aquel día de 1959, con el regalo de la Pipa de la Paz y el penacho de águila americana, Fidel Castro también ganó el nombre de Gran Jefe Guerrero, como se traduce Spiheechie Meeico de la lengua de los miccosukee.

¿Qué condujo a esta foto en medio de nuestro primer 26 de julio ya como Cuba libre? Al respecto conversó aquí el camagüeyano José Barreiro, de niño extirpado de su patria por la Operación Peter Pan, y al que en Estados Unidos acogió una familia de iroqueses, una de las comunidades indígenas norteamericanas.

A pocas semanas del triunfo de la Revolución cubana llegó un mensaje escrito sobre la piel de un venado tierno, con el saludo de líderes de aquel movimiento indígena que libraba la batalla por el reconocimiento legal en su propia tierra.

En esta instantánea, incluida en el libro En marcha con Fidel-1959, de Antonio Núñez Jiménez, aparece W. Reiford, de la tribu Pájaros Blancos de los creek del estado de Oklahoma, quien entregó el obsequio al Comandante en Jefe.

También en esa delegación vinieron Buffalo Tigre, líder de los miccosukee, y Oso Bravo, de los iroqueses, quien solo pidió que cuando fuera preciso Cuba los respaldara en la ONU. Ese momento llegó en 1977, y el traductor de los indígenas en Ginebra fue el “guajiro camagüeyano”, como a sí mismo se llama José Barreiro.

“Lo indio no es solamente pluma y baile, es un sistema filosófico de conocimiento y amor por la tierra”, insistió este director e investigador en Cultura e Historia y de la Oficina para Latinoamérica del Museo Nacional del Indígena Americano, que cuece el testimonio Panchito Cacique de Montaña, con la editorial Casa de las Américas.

Afirmó que se acrecienta la colaboración en el área biotecnológica, para allá recibir los beneficios del Heberprot P. En otros ámbitos, se logró en 2003 la repatriación a acá de restos óseos de taínos; y se localizó en un cementerio de Pinar del Río una siux que ejerció aquí como enfermera.

José Barreiro.Foto: Otilio Rivero DelgadoJosé Barreiro.Foto: Otilio Rivero DelgadoBarreiro insistió en que, según estudios recientes, el 34,5 % de la población cubana lleva ADN mitocondrial taíno, lo cual desmiente la extinción inmediata a la conquista española: “Se trata de una herencia cultural y de una herencia biológica que nos da otra idea del cubano, una idea unificadora de lo africano y lo español en la raíz indígena. Como me decía José Juan Arrón, cuando te dicen cubano, camagüeyano, están hablando taíno”.

El intercambio con este antropólogo ocurrió en el Centro de Interpretación Camagüey ciudad patrimonio, como actividad extensionista de la Sociedad Científica Victoria de Caonao y del departamento de Historia de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte.