CAMAGÜEY.-Por estas fechas, periódicos, páginas web, revistas y cuanto medio de comunicación hay en Cuba, se han pronunciado por la necesidad de que el bloqueo indiscriminado se elimine ya, ese mismo que durante más de cinco décadas ha mantenido Estados Unidos contra nuestro país.

Hace unos días, los jóvenes mostramos un avispero de emociones, ideas y comentarios rechazando el cruel bloqueo mantenido por la nación que dice ser “ejemplo de democracia” sobre una Isla que solamente desea hacer una Revolución con todos y para el bien de todos. Sin embargo, no se le permite avanzar en el plano económico, le son vedados los derechos de comerciar libremente con cualquier nación y persiste ese afán de ahogar nuestros más puros sentimientos socialistas.

Un elemento de vital importancia resulta que la mayoría de los jóvenes que hemos salido al paso a la hostil política del Gobierno norteamericano somos los mismos de la mal llamada, por algunos disidentes, “la generación desconectada”, en la que incluyen a los que nacimos de este lado del Caribe después del año 1990. Sin embargo, con valentía y optimismo, miramos al futuro y dejamos la huella en cada uno de los espacios posibles para decir: ¡No al bloqueo!

Básicamente, a todos los cubanos nos ha lacerado, nos ha dejado un flagelo insalvable; en algún momento nos ha hecho víctims de sus lamentables consecuencias. Lo sabe, lo conoce y lo ha sentido todo aquel que, como este periodista, ha tenido un abuelo grave y no ha tenido el medicamento oportuno para salvarle la vida; a una prima de solo 32 años, muchacha alegre, afectuosa y divertida, que contrajo una enfermedad terminal y por no contar con la vacuna precisa, dejó de estar entre nosotros.

Hoy, ayer y siempre la lucha contra el bloqueo no debe decaer, este reclamo debe ser un perenne sentimiento en todo aquel que se sienta cubano, partidario del progreso y crea en la realización plena de esta tierra que tanta solidaridad ha esparcido por cuantiosas regiones en el planeta.

Por eso nos merecemos respeto, tranquilidad y que el imperialismo yanqui deje de herir nuestra soberanía en nombre de una libertad, una libertad ciega e injusta que solo responde a sus viles intereses expansionistas. Con toda razón, una vez más, y desde esta trinchera, pido que el bloqueo contra mi Patria cese.