Cambiar esa opinión fue –en parte– lo que motivó a este reportero para conversar con el máster en Cultura Física Iosmel Álvarez Benítez. La oportunidad surgió luego de su participación como juez en la séptima parada del circuito de voleibol de playa correspondiente a la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe (NORCECA).

Ese certamen transcurrió en Varadero entre el 22 y el 24 de agosto pasados y congregó a 29 equipos procedentes de doce países.

"Por mi desempeño en torneos locales, en febrero pasado el INDER me dio la posibilidad de asistir a un curso en Las Tunas. Allí cumplimos un programa de estudios muy fuerte, que incluyó exámenes teóricos y prácticos en español e inglés, y tras el cual ingresé al listado de árbitros nacionales.

"Los buenos resultados en aquella experiencia formativa, y durante los Juegos Escolares Nacionales y el torneo Rey de la Playa, en Ciego de Ávila y La Habana respectivamente, fueron los pasos que me condujeron al NORCECA como juez nacional invitado.

–¿Cómo cataloga esta experiencia?

–Ha sido una tremenda alegría. Gané el derecho a asistir trabajando, pero no había podido hacerlo con oficiales del nivel y la profesionalidad de los que se dieron cita allí. En especial aprendí mucho observando a dos árbitros internacionales, uno de República Dominicana y otro mexicano, y cumpliendo labores como las de anotador y segundo hombre. Sin embargo, mi mayor orgullo fue actuar de linier en el partido por el oro femenino, ganado por la dupla cubana.

–Detrás de buenos resultados, grandes sacrificios

–Las dos modalidades del voleibol exigen "superreflejos" debido al elevado número de acciones de apreciación que se desarrollan en instantes, las cuales obligan a recordar en segundos cada acápite del reglamento para decidir con justicia. Por eso dedico mucho tiempo a estudiar las normas oficiales de nuestra Federación Internacional, que es de las que más cambios introduce en sus reglas.

Cuando hace ocho años Iosmel se inició como profesor de Educación Física y entrenador de la selección femenina de voleibol de sala de la Universidad de Camagüey "Ignacio Agramonte Loynaz", jamás pensó que llegaría a convertirse en el segundo árbitro de la provincia de Camagüey en sonar su silbato en la historia del NORCECA. Hoy sus miras apuntan a metas mayores.

"Regresar es un gran objetivo para el 2015, pero cumplirlo dependerá de la actuación que tenga en las competencias provinciales y nacionales, así como de la evaluación que reciba en ellas. Esos eventos son un termómetro fundamental para medir las posibilidades de volver a la parada de Varadero o quizás incursionar en una fase efectuada en el exterior. Oportunidades como esta aportan experiencia y motivan. Me siento orgulloso de decirlo: yo silbé en un NORCECA".

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