Allí lo impulsaron a participar en algún deporte y tuvo la oportunidad de conocer el mundo del atletismo, en el cual, sin valerse de un bastón para correr, sabe brillar con luz propia. “Desde el comienzo me incliné por las carreras de fondo, sobre todo los 10 mil y en los 5 mil metros, especialidades en las que sentía que podía demostrar todas mis potencialidades”.

--¿Cómo reaccionó tu familia al saber que practicarías un deporte?

--Siempre recibí todo su apoyo. Ellos mismos fueron los que me incitaron a entrenar e incluso sugirieron que probara en la natación. También tengo mucho que agradecer a la antigua Espa, donde nunca encontré trabas pero sí mucho aliento y apoyo.

--¿Qué fue lo que más se te dificultó en aquel proceso?

--Regresar a casa luego de los entrenamientos. Casi siempre terminaba de noche, y como no sabía andar con el bastón, tenía que andar con mucho cuidado. Aun así me caí varias veces y hasta me di golpes en la cabeza. No obstante, nunca pensé en dejar de entrenar, al contrario; llegaba a mi casa y me sentaba a repasar en qué había fallado para no volver a cometer los mismos errores.

A su paso por las pistas Diosmany ha dejado una estela éxitos que van desde los títulos en los 5 mil y 10 mil de los Juegos Paralímpicos de Atlanta hasta los segundos lugares en Sídney y Atenas, además de una larga sucesión de victorias en torneos regionales y los parapanamericanos organizados durante las últimas dos décadas.

Sin embargo, no piensa que todo esté hecho y sigue apostando por nuevas victorias que --asegura-- están por venir. “Sigo entrenando y participando en maratones, como en el reciente el Marabana, donde quedé segundo en mi categoría. Tengo la meta de alcanzar un boleto para la paralímpiada de Río 2016, después veremos lo que llega”.

--¿Qué le recomiendas a los jóvenes que pudieran vivir una experiencia similar a la tuya?

--Que enfrenten las dificultades con todo el ímpetu posible y busquen ayuda en aquellas personas que les pueden enseñar a vencer los obstáculos. A un joven discapacitado le pediría no subestimarse, pues una limitación muchas veces crea otras habilidades que podemos aprovechar, se podrán cerrar algunas puertas pero muchas otras se abren.

Graduado en la licenciatura de Cultura Física, y como técnico en Terapia Física y Rehabilitación, Diosmany sabe que son muchas las gracias que debe dar por haber llegado hasta donde está hoy. “Sin mi familia no hubiera logrado nada, ellos son mi principal 'bastón'. De por vida le agradeceré también al deporte revolucionario y a los especialistas de medicina deportiva, que nunca me dejaron solo.”

El también Hijo Distinguido de la ciudad de Camagüey, sabe que las medallas son muchas pero su mayor triunfo es el calor humano de la gente que lo quiere y admira. Así vuelve Diosmany a su entrenamiento diario, le queda aún mucha pista por recorrer y muchos podios que subir.

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