CAMAGÜEY.- Hace casi un año publicábamos que los polistas camagüeyanos Lisbeth Santana y Giraldo Carales debutarían en la liga profesional española tras firmar contratos con clubes de Pamplona. El tiempo, los enredos burocráticos y la desgracia de la pandemia se combinaron para que la pareja separara sus caminos y solo Carales iniciara su reto en España. Hace par de semanas, el Club Navarra 9802 anunció sorpresivamente la renovación del acuerdo con Santana, prendiendo nuevamente la ilusión de competir al máximo nivel y volver a reunir a la familia.

“Es la mejor noticia que hemos tenido en meses”, sentenció Lisbeth en diálogo con Adelante. Nuestro equipo la encontró en la piscina del complejo Patricio Lumumba, desde donde retoma los entrenamientos. Ella y la pequeña Ainhoa, el fruto de la unión amorosa de ambos deportistas, no pueden esconder la ansiedad de comenzar la aventura. “Solo esperamos que la situación con la COVID-19 mejore para que se agilicen los trámites y podamos viajar”.

El Navarra no pudo conseguir el ascenso a la División de Honor de Waterpolo en la pasada campaña y ahora apuesta a jugadoras extranjeras para lograrlo. “Los entrenadores conocen mi carrera y saben que puedo aportar experiencia. Necesitan una jugadora fuerte y explosiva en ataque para superar la primera división y creen en mí. Comencé a prepararme duro para estar a tope lo más pronto posible, porque la temporada arranca en septiembre”.

En el ámbito familiar han vivido un año de sentimientos encontrados. “Estábamos muy contentos de lo bien que le iba a Giraldo, pero desde que comenzamos a ver el impacto del coronavirus en España todo empeoró. Él se cuidó muchísimo siempre, pero yo no dejaba de pensar en qué sucedería si se contagiaba. Este ha sido el período más largo que hemos pasado separados desde que nos hicimos novios hace nueve años. Nos extrañamos muchísimo y la niña más. Hacemos videollamadas varias veces al día, pero no es lo mismo. Sufrimos el doble cuando hay cumpleaños o aniversarios que antes celebrábamos juntos”.

Titular centroamericana en Barranquilla 2018 y con experiencia en citas panamericanas y mundiales, Lisbeth está segura que la contratación de atletas en franquicias del viejo continente repercutirá en los resultados de la selección nacional: “Cada vez que jugamos en Europa dejamos la sensación de que podemos estar en la élite internacional, pero ese tipo de roce resulta aislado y el calendario de competencias nacionales, demasiado corto. Con nuestra participación en la ligas de alta calidad ganaremos en experiencia y calidad técnica, los éxitos con el ‘Cuba’ serán cuestión de tiempo”.

Así de segura y optimista, entrena Santana a la espera de que se disipen los fantasmas que la alejan del camino soñado.