Cuba volvió a demostrar en ese certamen su tradicional fortaleza deportiva, luego de mantener el segundo lugar del medallero general, con una cosecha de 59 preseas doradas, 35 de plata y 41 de bronce; en dura porfía con los atletas locales (52-40-65).  

   La delegación de la isla caribeña se consolidó en ese privilegiado puesto por sus buenas actuaciones en disciplinas como el atletismo -aportó 10 títulos-, la lucha (9), el boxeo, judo, levantamiento de pesas y remo, con cinco cetros cada uno, unidas a otras alegrías brindadas por el béisbol y el voleibol femenino.

   En el deporte rey, entre los momentos felices estuvo el protagonizado por Mariela González, vencedora en la prueba de maratón; además del metal áureo de Roxana Díaz, en los 200 metros planos, y el triunfo de Yarelis Barrios, en el lanzamiento del disco.

   También sobresalió el desempeño de Yargelis Savigne, reina del triple salto, y Guillermo Martínez, monarca en el lanzamiento de la jabalina.

   El aporte de gladiadores como Yandro Quintana, de los 60 kilogramos en el estilo libre; y Mijaín López (120), de la modalidad grecorromana, igualmente contribuyó al objetivo final de terminar en la segunda plaza por naciones.

   Vale recordar que en el caso de Quintana había conquistado el máximo lauro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004; mientras que López alcanzaría las coronas en Beijing 2008 y Londres 2012, por lo que eran sin dudas dos referentes importantes de ese deporte de combate.

   En el caso de los boxeadores, sumaron otras cinco medallas de oro a su rica cosecha histórica, con Emilio Correa Jr, de los 75 kilos, entre los ganadores.


   Un momento de júbilo en el apartado colectivo lo brindó la selección cubana de béisbol, con éxito en la final ante Estados Unidos, lo que representó su décimo título de forma sucesiva en justas continentales.

   Aunque si de emoción se trata, sería no apto para cardíacos la discusión del oro entre los elencos cubanos y brasileños de voleibol para damas, en dramático cierre que favoreció a las Morenas del Caribe.

   Esos Juegos Panamericanos tuvieron una vez más el dominio de Estados Unidos, puntero en la tabla general con 97 preseas doradas, 88 de plata y 52 de bronce; en una cita que contó con la asistencia de los 42 países miembros de la ODEPA.

   En Río de Janeiro compitieron más de cinco mil 500 atletas, aunque solo en 37 disciplinas deportivas, dos menos que en Santo Domingo 2003, al no incluirse en el programa las pruebas de raquetbol y pelota vasca.

   Esa urbe carioca sería testigo de la fortaleza de un deporte cubano que, pese a limitaciones y presiones de todo tipo, mantenía su tradicional empuje y calidad, en un contexto internacional marcado por nuevos casos de dopaje y la “nacionalización” de figuras.

   Para Cuba llegaría una nueva oportunidad de mostrar su excelente trabajo en Guadalajara 2011, donde de seguro serían escritas más páginas doradas con protagonistas de la mayor de las Antillas.

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