Santo Domingo, capital de esa nación caribeña, acogió esa cita continental en la que Cuba mantuvo el segundo lugar del medallero general, esta vez con 72 preseas de oro -tres más que en Winnipeg 1999-, 41 de plata y 39 de bronce.

   La delegación cubana consolidó ese puesto, en gran medida por sus triunfos en disciplinas individuales como la lucha, el remo, judo, boxeo, canotaje y gimnasia artística.

   Precisamente, un gimnasta, Erick López, se convirtió con sus seis títulos en una de las máximas figuras del evento, además de completar la conquista de 22 podios en su carrera deportiva (18-3-1).

   En el caso de los boxeadores, también alcanzaron seis metales áureos y siguieron con su dominio en ese tipo de certámenes, aunque con la cosecha más baja desde San Juan 1979, en Puerto Rico, ocasión en la que sumaron cinco coronas.

   Igualmente sobresalieron los 10 cetros conseguidos por los luchadores; los nueve lauros de los remeros, de 14 posibles, y la decena de metales dorados que aportaron los representantes del atletismo.

   Entre las actuaciones más discretas, los pesistas de la mayor de las Antillas apenas pudieron terminar en la sexta plaza por países, deporte en el que en ediciones anteriores se había logrado casi la totalidad de los máximos premios en disputa.

   En el apartado colectivo, el equipo de béisbol de Cuba sumó su noveno título de forma consecutiva; mientras que la selección femenina de baloncesto repitió el éxito de la cita canadiense, en ambos casos con victorias en la final ante elencos de Estados unidos.

   No obstante, la delegación estadounidense (117-80-72) mantuvo sin problemas el liderazgo por naciones; en tanto Canadá (29-57-42) y Brasil (29-40-55) se enfrascaron en una dura porfía por la tercera posición.

   Asimismo, los dominicanos tuvieron alegrías con la consecución de 10 preseas de oro, entre las que destacan las obtenidas por el voleibol femenino -a costa de las cubanas- y por el ídolo local Félix Sánchez, campeón en los 400 metros con vallas.

   En Santo Domingo, por tercera vez sucesiva participaron atletas de los 42 países integrantes de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA), a pesar de que la sede adoleció del poder económico necesario para celebrar los Juegos con desahogo.

   Si en 2003 el merengue cobró protagonismo en la justa continental, cuatro años después tocaría el turno a la samba, debido a que la ciudad brasileña de Río de Janeiro serviría de escenario a la fiesta de los deportistas de América.

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