Solo un título pudo conquistar la delegación cubana en la capital mexicana, en una cosecha agrandada por 10 preseas de plata y ocho de bronce, mientras que Estados Unidos (88-58-38) dominó con amplitud por naciones.

   Argentina (27-33-20) y los anfitriones (17-11-30) cerraron el trío de vanguardia en la cita continental -asistieron dos mil 583 atletas en 20 deportes-, cuya ceremonia inaugural contó con la presencia de 100 mil espectadores.

   Entre los sucesos con gran repercusión, cabe mencionar la ausencia en béisbol, por problemas económicos, de una potencia  como Cuba, situación que aprovechó República Dominicana para agenciarse la corona.

   En otras actuaciones relevantes, sobresalen los dos récords mundiales implantados en el atletismo, uno de estos a cargo del famoso triplista brasileño Adhemar Ferreira da Silva, quien se estiró hasta los 16.56 metros.

   Igualmente escribió su nombre en las páginas doradas del evento el estadounidense Louis Jones, con su registro universal de 45.4 segundos en los 400 metros planos.

   La poderosa delegación estadounidense arrasó en los torneos de natación, levantamiento de pesas, tiro, gimnasia, esgrima, baloncesto (f), voleibol (m) y nado sincronizado, estos dos últimos de nueva inclusión.

   Por su parte, los aztecas reinaron en el tenis, la equitación y el pentatlón moderno, con actuación destacada del clavadista Joaquín Capilla, quien volvió a ser el amo en esa disciplina acuática.
   Los representantes de Bahamas, El Salvador, Costa Rica, Paraguay y Ecuador tuvieron que resignarse a irse sin medallas del certamen.

   La ciudad de Chicago, EE.UU., recibiría cuatro años más tarde la sede de los Juegos Panamericanos, considerados ya como la justa deportiva más relevante después de los Juegos Olímpicos.


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