En ese certamen continental, la delegación cubana alcanzó 28 preseas, repartidas en nueve de oro, igual cantidad de plata y 10 de bronce, mientras que el territorio anfitrión (68-47-39) se erigió como el gran vencedor y Estados Unidos (46-33-19) acabó en la segunda plaza.

   Entre las actuaciones más destacadas de atletas de la isla caribeña sobresalió el desempeño del velocista Rafael Fortún, con sus títulos en 100 y 200 metros planos del atletismo, como presagio de las alegrías que daría en el futuro esa especialidad.

   También la Antilla Mayor obtuvo la corona del béisbol, como preámbulo de los innumerables éxitos que en los años posteriores se lograrían en ese deporte colectivo.

   La gimnasia fue otra de las disciplinas dominada por los cubanos, en competencia en la cual con carácter excepcional, se entregaron medallas por equipos en cada una de las modalidades en concurso.

   A los I Juegos acudieron competidores de 19 países -16 de esas naciones consiguieron al menos una presea-, en un evento cuya suma de participantes ascendió a dos mil 513.

   Entre los datos de interés aparecen que los anfitriones reinaron en el más universal de los deportes: el fútbol; y triunfaron, además, en el polo acuático, boxeo, ciclismo, esgrima, tiro, remos, tenis y polo sobre césped.

   Los estadounidenses sobresalieron como monarcas en el baloncesto y como los mayores ganadores de lauros en el atletismo, con 17 títulos.

   La fiesta deportiva del continente americano contó en su programa de actividades con 20 modalidades, incluida la de polo sobre césped, en su primera y única versión hasta el momento.

   Buenos Aires pasaría a la historia por ser la sede donde nacieron los Juegos Panamericanos, un torneo que llegaría para quedarse y que cuatro años más tarde tendría como escenario a Ciudad de México.


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