CAMAGÜEY.- Alberto Juantorena acostumbró a los cubanos a confiar en su capacidad para remontar grandes distancias, alcanzar a sus rivales y triunfar. A lo largo de su carrera deportiva enseñó a millones de personas alrededor del mundo a no perderle la fe hasta el último metro de la competencia. Con el corazón, más que con la fuerza de sus piernas, se convirtió en un ícono dentro de las pistas de atletismo.

Por el valor de ese mismo corazón, y la fortaleza de sus principios, “el elegante” tiene otros retos en el deporte. Hoy es vicepresidente de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), un cargo “más complejo que una carrera de 800”, según confesó en una improvisada conferencia de prensa en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, de La Habana.

En el encuentro, en el que participaron periodistas de más de una decena de países, Juantorena hizo declaraciones a Adelante sobre uno de sus actuales desafíos: “la lucha contra la trampa”. Como uno de los máximos responsables del deporte rey, el doble campeón olímpico de Montreal 1976, no piensa dar pie a las injusticias y se le nota indignado cuando habla de los males que afronta la actividad deportiva en el siglo XXI.

“Son muchas las formas en que se hace fraude en la actualidad, no solo es el uso de sustancias prohibidas. Se adulteran implementos, se realizan transfusiones de sangre alterada, se compran atletas y se intenta amañar competencias, por solo mencionar algunas. Hay que estar al tanto de cada detalle para mantenernos limpios porque se está invirtiendo mucho dinero en esas infracciones”.

¿En el caso del doping, qué están haciendo en estos momentos?

—Luchando durísimo. Hay cuestiones internas que aún no queremos divulgar, pero hemos creado una integración para promover el juego limpio y velar por el prestigio del atletismo. Estamos endureciendo las reglas y normas que rigen la actividad y las sanciones serán cada vez más drásticas.

“No solo serán penalizados los deportistas que den positivo en los controles, también los que se ausenten o se nieguen a los dos exámenes extracompetitivos. Tenemos una política de cero tolerancia con atletas, entrenadores y otros profesionales que incursionen en el dopaje.

“No podemos permitir que el atletismo pierda credibilidad ante los aficionados y jóvenes que se inician en la actividad física. Esta crisis ha perjudicado el prestigio de nuestro deporte, incluso en términos comerciales y de patrocinio”.

¿Cómo ve el fenómeno el Juantorena atleta?

—No entiendo cómo un competidor puede sentirse a gusto haciendo trampas, cómo puede mentirse a sí mismo y pensar que ha tenido éxito. Además, está el peligro que representa para la vida el uso de muchas de las sustancias y prácticas que se utilizan en la actualidad para mejorar el rendimiento del cuerpo. Decenas de hombres y mujeres han muerto por doping, es un riesgo que jamás correría. No hay nada más bonito y reconfortante que ganar con la conciencia limpia, es la esencia misma de la competitividad.

Casi ninguna de las 214 federaciones que componen la IAAF ha escapado al fenómeno del dopaje. Sin embargo, el escándalo que envolvió a los atletas rusos ha impactado negativamente en la imagen del deporte. ¿Qué trascendencia le ve desde su cargo?

—Este problema surgió en un momento en que habíamos logrado contener un poco los casos en el alto rendimiento y tuvo tanta repercusión porque se trataba de una red organizada. Ya la IAAF aplicó sanciones e impulsó cambios orgánicos para reformar el sistema de esa federación. También se cerraron laboratorios, se reformuló la agencia antidopaje del país y sus deportistas están bajo un régimen especial de pruebas.

“El atletismo necesita que Rusia regrese, por su historia y lo que aporta en el orden competitivo, pero tendrá que retornar dentro de la ley. Los nuevos directivos de la federación están comprometidos a rescatar el prestigio de su país y mantener el juego limpio. Siempre trataremos que no se politicen estos casos porque el doping organizado existe en decenas de países, principalmente en los más desarrollados”.

Mencionó la compra de atletas, ¿qué lugar tiene este fenómeno en la agenda de la Asociación?

—Hay quienes lo consideran simplemente emigración, pero particularmente prefiero llamarle por su nombre: robo de talentos. El Comandante en Jefe incluso le nombró esclavitud. Nos enfrentamos a la compra-venta en el mercado del músculo, donde siempre gana el más rico. Una persona puede emigrar hacia otro país, esa es una decisión personal, eso no lo obliga a cambiar de bandera de una competencia a otra.

“Desde el pasado año decidimos congelar todas las solicitudes de traspasos que habían llegado a la IAAF. Trabajamos en una serie de disposiciones encaminadas a detener el robo de talentos porque la situación estaba tornándose insostenible, era una vergüenza.

“No es muy difícil determinar cuándo existe tal robo, solo hay que seguir el dinero. Hay casos de hombres y mujeres con doble nacionalidad, o con orígenes étnicos que lo enlazan con varios países y deciden representar a uno u otro, eso es diferente. Debe estudiarse cada solicitud para no ser injustos ni extremistas, pero el objetivo es acabar con el comercio de talentos”.

Durante la breve conversación siempre estuvo erguido en su silla, con el pecho lleno de aire —o dignidad, o prestigio. Su ceño fruncido denota firmeza y su voz hace que todos confíen, como en los viejos tiempos, en que triunfará en el empeño. Terminó con un saludo a los camagüeyanos, y una sugerencia. “Sigan a Juan Miguel Echevarría que pronto va a romper el récord nacional, ¡y sin hacer trampa!”.