CAMAGÜEY.- Román Serguera Villalba tiene 54 años y era un profesor casi desconocido, en gran parte por su modestia y sencillez. Pero ahora es campeón en el trigésimo Concurso Nacional de Clases de Educación Física, celebrado en tierras avileñas.
El primer profesor que alcanza tal lugar en nuestro territorio no pudo escapar de Adelante. En su búsqueda llegamos al centro mixto Paco Borrero, en el reparto Lenin. Allí trabaja desde hace más de un año, y sobre su experiencia junto a 16 colegas más en el evento, conversamos durante media hora.
“Llegué a Ciego de Ávila tras ganar en el nivel provincial, en diferentes estructuras que se realizan en el mismo curso. Me preparé muy bien, aunque nunca lo hago con vista a un desafío en especial. Esto es de todos los días con los muchachos, y más ahora porque hay que fortalecer los valores en los niños mediante las clases.
“Me senté varias veces con los metodólogos provinciales para revisar la clase, la impartí en escuelas y la pulí poco a poco; sin embargo, la rivalidad era muy alta, pues los participantes tenían muchos años de experiencia en ese tipo de actividades”, dijo Serguera, quien explicó que el jurado se rige por una extensa lista de parámetros donde valoran los objetivos de la clase, la proyección, así como el desarrollo de las habilidades y capacidades, entre otros puntos.
“Cuando sortearon la ubicación me tocó el número nueve y pude prepararme con calma. Fue una competencia bonita, porque se estableció una rápida conexión con los estudiantes, como si fueran tus alumnos de toda la vida. Creo que mi punto fuerte fue la concentración y la motivación que traté de mantener en los muchachos. Siempre pensé en un buen resultado, no obstante me sorprendió esa posición”.Su objetivo era estar entre los seis primeros, pero cuando anunciaron a los ganadores de atrás hacia adelante y no se escuchó, pensó que se había quedado fuera.
“Demoraron en dar la decisión final, cuando me nombraron el salto fue grande. El orgullo y la alegría en ese momento fueron inolvidables, y más cuando sabes que te esforzaste tanto”, cuenta Román, aún con la emoción visible del triunfo.
El segundo puesto lo ocupó un profesor de La Habana, quien había sido campeón el año anterior, y el tercero, un homólogo de Matanzas. El evento que se realiza anualmente valora el trabajo y calidad de la Educación Física; pretende implementar y desarrollar nuevos métodos mediante las experiencias de los participantes.
Román se ha consagrado a las clases toda la vida. Dice que los 32 años de labor en el instituto politécnico ferroviario Cándido González fueron los que lo forjaron.
“En el 2004 cumplí misión internacionalista en Venezuela, en ese momento me desempeñaba como profesor del Inder. Luego salí como colaborador en el 2015 y al regresar decidí permanecer en Educación. Soy del reparto Puerto Príncipe, y me incorporé en el centro mixto Paco Borrero, del Lenin. Sin el apoyo de la dirección de esta escuela no hubiera podido lograr mis objetivos”. Le gusta escuchar y aprender de los demás. Anota lo que cree le pueda servir luego e intenta hacer cosas distintas en sus clases.
“Para mí, la principal virtud que debe tener un profesor de Educación Física es la motivación y el interés por lo que realiza, su sentido de pertenencia. Considero que hay que elegir bien la profesión, siempre pensando que trabajas para y con los muchachos, y por eso hay que quererlos. Ahora tengo el reto de mantener el desarrollo de las habilidades, acatar e implementar todas las indicaciones nuevas del programa de enseñanza y prepararme para el concurso del 2020”.
Al presentarme a Román, alguien me dijo que como él quedaban pocos, y no se equivocó. El profe sabe marcar la diferencia mediante los méritos propios, y lo mejor es que utiliza sus virtudes en la educación de la juventud.