SIBANICÚ, CAMAGÜEY.- Con 11 años de edad, Leonides Maceo Rubio ya era famoso, por un talento innato que a tiempo le perfiló el poeta repentista Gabriel Llanes, con su taller para niños en Sibanicú, a unos 50 kilómetros al este de esta ciudad.

“Era un asombro que tan chiquitos improvisáramos versos de manera relevante”, recuerda del segundo Seminario Nacional de Niños Improvisadores, en La Habana, y del tercero, en Morón, impulsado por el Centro Iberoamericano de la Décima.  

Es hermosa la humildad del aprendiz constante y la gratitud de este joven, fruto jugoso de cuanto sembró su mentor con la tersura del talento y el estímulo a la conciencia por la décima y, en general, por la poesía oral improvisada, signos vitales de la cultura popular cubana, con la que no solo se identifica el sector campesino.

“Ahora mi profesor, Gabriel Llanes, vive en la ciudad de Camagüey, pero mantiene sus actividades semanales con la Casa de Cultura Wifredo Lam y en el Hogar de Ancianos. Viene dos veces al taller, y de los otros dos encuentros me encargo yo. Florece la aptitud para escribir décimas y para cantarlas, solo es cuestión de descubrirla. Podemos alcanzar lo que hace años él logró con nosotros”.

Desde su encargo como instructor de arte en la especialidad de música, hace siete años, Leonides enseña a apreciar e incita a crear. En la actualidad labora en el preuniversitario Jesús Suárez Gayol, mantiene un taller de guitarra con niñas de la enseñanza primaria, y por si fuera poco, preside en Sibanicú la Brigada José Martí de instructores de arte.

“La Brigada fluye en el municipio, a pesar del déficit de fuerza técnica, somos 45 instructores de arte, 10 son de Cultura y 35 de Educación. Al principio éramos 156, pero nos arreglamos porque nos importa llegar a nuestras comunidades de difícil acceso como Siboney, Antón, Lumumba, San Bernardo, El Entronque, Mola, Hatuey... Cuando se cae el transporte buscamos la alternativa de carretones y tractores. Igual necesitamos audio propio, porque tenemos que alquilarlo a particulares”.

Pero Leonides no habla con lamento, sino con la aspiración de elevar la calidad de cada resultado, desde mejores condiciones de trabajo, por la exigencia de una programación estable y seductora para más de 30 930 pobladores, y con el reto de ser el municipio camagüeyano con más Casas de Cultura: la “Wifredo Lam” en la localidad de Sibanicú; la de Mola; la de Oriente Rebelde; la de Siboney; la de Patricio Lumumba y la de Hatuey, sede de la Feria Provincial de Arte Popular.

Entonces menciona espacios fijos en hogares de ancianos, casa de abuelos, noche de la música, de la danza, del teatro, del todo mezclado, de la música mexicana... y me confirma su despliegue como cantante en el Mariachi de Guáimaro.

“Mi principal sueño es realidad cotidiana, porque no ambiciono más de lo que hago. Solo pido más espacios para presentarnos como aficionados, como profesionales, como creadores. Ya nos preparamos para la gala de graduación de 12 grado, se espera algo “sobrenatural” y, créeme, lo tendrán porque ellos lo merecen”.