Camagüey.- El funeral ficticio que cierra las festividades del San Juan camagüeyano 2016, es divertido, teatral y simbólico: El entierro de San Pedro, en su recorrido por céntricas calles de la ciudad de Camagüey.

La Conga escolta a un muñeco, representativo de un cadáver,  confeccionado con ropas viejas, relleno de hierba seca y trapos, el cual es llevado en un ataúd o montado en una carretilla, en alusión a la clausura oficial de la nueva edición de unos festejos que datan más de 280 años de existencia.

No obstante el calor y la amenaza de lluvia, los transeúntes se suman al jolgorio, entre “lamentos”, cantos y tragos de ron la multitud baila en la calle, fingiendo dolor, los voceos de euforia y la algarabía de tambores y otros medios de percusión, y de las trompetas y cornetas.

El San Juan camagüeyano surgió desde el siglo XVIII, y tuvo su origen en la encrucijada de celebraciones procedentes de Europa y ferias de venta de ganado en la entonces Santa María del Puerto del Príncipe.

Esa centuria es considerada la del desarrollo pleno de la villa, hoy Camagüey, cuyo sector más antiguo de su último asentamiento posee el estatus de Patrimonio Cultural de la Humanidad.

En la ceremonia de clausura de cada edición de los festejos, colectivos músicos danzarios representativos del territorio, hacen sus evoluciones, salpicadas de humor criollo y andar sanjuanero.

Por ello este 29 de junio constituye otra de las fechas más importantes de los carnavales.